Esta semana en Casa Rosada un funcionario analizaba el contraste de las imágenes de la "exitosa" gira de Macri por España con el frente interno con el que debe lidiar el gobierno, que incluye resabios del escándalo del Correo, los ataques del PJ, el desafío en la calle de los movimientos sociales y el malhumor social por los tarifazos.

“Nadie es profeta en su tierra”, sostenía un funcionario esta semana en Casa Rosada contrastando las imágenes de la exitosa gira de Mauricio Macri por España con el frente interno con el que debe lidiar el gobierno -resabios del escándalo del Correo, los ataques del PJ, el desafío en la calle de los movimientos sociales, el malhumor social creciente por los tarifazos y una economía que sólo muestra atisbos de recuperación- y que anticipan un andar complejo en un año electoral.

En medio de este panorama, los gremios docentes anuncian un paro en el inicio del ciclo lectivo en rechazo de la suba del 18% de aumento propuesta para este año. En el gobierno traducen el abandono de la mesa de negociaciones en la paritaria bonaerense como un ataque político y señalan a Roberto Baradel (SUTEBA), un dirigente de simpatías kirchneristas, como el ariete de esta estrategia “que busca embarrar la cancha con un paro en medio de todas las negociaciones paritarias docentes”.

Pese al flaco número propuesto luego de meses en que la inflación golpeó los bolsillos de manera impiadosa, en el oficialismo sostienen que la gobernadora María Eugenia Vidal no propuso un techo en las cifras y que, pese a todo, mantiene los canales de negociación abiertos.

En Balcarce 50 defienden la política educativa que mostró el PRO en la Ciudad donde la matrícula de la escuela pública crece a diferencia de la caída que se observa en la Provincia. Igual preocupa que los chicos no inicien las clases el próximo 6 de marzo. Y al día siguiente día se producirá la movilización de la CGT a plaza de Mayo (en verdad a la sede de Producción) para protestar contra los despidos y el cierre de industrias a la que se vienen sumando distintos sectores: grupos de izquierda, movimientos sociales, el massismo, el PJ bonaerense y hasta Cristina Kirchner cuya convocatoria fue censurada por Juan Carlos Schmid, uno de los popes de la central obrera, que no olvida los desaires de antaño.

Sin embargo, en Casa Rosada dicen que los dirigentes sindicales “son razonables” y que no habrá paro general. “No pusieron fecha. Seguiremos dialogando”, cuenta un estrecho colaborador de Mauricio Macri.

Cerca del triunvirato que conduce la central de calle Azopardo, coinciden en el análisis pero alertan: “la marcha del 7 va a ser de la gran puta. Es un aviso y el gobierno tiene que ponerse las pilas. El paro estaba hablado para fines de marzo pero no tiene confirmación”.

El último viernes sí reiteró su apoyo a la marcha el PJ bonaerense que, luego de la malograda convocatoria de Santa Teresita, se reunió en San Vicente y criticó duramente al gobierno. Empero, siguen latentes las fisuras dentro del espacio con vistas a la definición de las candidaturas.

Por ahora sólo Julián Domínguez y Florencio Randazzo son los que se anotan para jugar en las legislativas bonaerenses y enfrentan la estrategia del kirchnerismo de ir hacia la unidad pero con el resto de los dirigentes yendo detrás de la eventual candidatura de Cristina. “En 2015 se perdió una elección que no se podía perder. Cristina tiene un mal manejo político. Ojalá quiénes siguen callados se animen a hablar”, sostiene un dirigente del PJ bonaerense.

En Cambiemos también continúan algunas rispideces propias del diseño electoral que se viene. En el macrismo aseguran que Martín Lousteau no va competir en Capital, esperan la decisión de Carrió -algunos funcionarios la prefieren encabezando las listas porteñas- y apuntan a Jorge Macri y Gladys González como las figuras que podrían candidatearse en la Provincia bajo el aura de la buena imagen de la gobernadora Vidal.

Sorprende que la imagen de la política de la eterna sonrisa haya sido afectada por la crisis devenida del acuerdo del Ejecutivo con el Correo. Así se desprende de un comentario del consultor Carlos Germano -con consultora propia pero padre de Juan, integrante de Isonomía, la empresa que nutre de encuestas al gobierno- que señala que “no sólo la imagen de Macri perdió algunos puntos por el tema del Correo, también tocó la de Vidal. Son estudios con algún margen de error, hechos por llamadas telefónicas IVR, pero algo muestran. Igual el dato más significativo es que se observa una caída en las expectativas (económicas) para 2017 cuando había esperanza de mejoras respecto al año pasado”.

En el gobierno, de todos modos, observan que el caso del Correo fue perdiendo impacto por las explicaciones dadas por el presidente. Ahora, por lo bajo, admiten que el tema fue subestimado por la mesa chica y le apuntan al ministro de Comunicaciones, Oscar Aguad, por no haber evitado que creciera el escándalo. Tampoco convenció la presentación del radical ante las comisiones parlamentarias del último martes.

Los radicales, en tanto, este fin de semana discutieron su rol dentro de Cambiemos en la cumbre de Villa Giardino donde el diputado Mario Negri buscó aplacar ánimos. En ese cónclave se hizo presente el ex ministro Alfonso Prat-Gay quien alguna vez sonó como candidato. Algunos reclamos por mayor participación en las decisiones de gobierno se hicieron oír. Desde Casa de Gobierno le restan importancia a las quejas de dirigentes tales como Juan Manuel Casella a los que emparentan con el fracaso de anteriores gestiones radicales.

Con todo, en el gobierno apuestan a fortalecer Cambiemos y el frente interno. Se entusiasman con la gira del presidente por España, donde fue reconocido por las autoridades políticas -salvo dirigentes de Podemos a los que emparentan con el kirchnerismo-, la realeza, los empresarios y hasta los medios.

“Hay una diferencia entre cómo nos ve el Círculo Rojo y el exterior. Acá estamos sentando las bases para crecer pero no reconocen las mejoras y hacen ver como si estuviéramos en Kosovo. Pero afuera, desde China hasta Rusia o Estados Unidos, ven el cambio que hicimos en 14 meses”, resume el funcionario consultado que dio origen a la frase del comienzo.

En el oficialismo admiten que se transita “por un desfiladero con peligro” pero que este año la inflación va alcanzar la meta del 17% -los primeros meses el IPC dará alto pero en el segundo semestre, estiman, promediará 1% mensual- y que ya hay un tenue repunte del empleo. Sí reconocen que con los ajustes tarifarios la clase media baja -los que ganan entre 12 y 15 mil- la pasa mal. Y esperan que el PBI este año crezca cerca del 3% y que en 2018 se replique ese índice lo “que sería más importante que lo de este año porque confirmaría un sendero de crecimiento”.

Con todo, el miércoles próximo Macri ofrecerá su discurso ante la asamblea legislativa -de entre 30 y 40 minutos- en el que intentará retomar la agenda política con un repaso de las bases que ha asentado lo que va de su administración y los planes para lo que resta del mandato: mucha obra pública y medidas para transparentar aún más la gestión del estado que dejen atrás las sombras que se levantaron con el acuerdo por la deuda del Correo que manejaba papá Franco.

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