Los tres precandidatos presidenciales que buscarán hoy consolidar sus chances para octubre son dueños de perfiles diferentes, tanto en lo que hace a sus orígenes como a la trayectoria política.
Con la vista fija en la Presidencia desde sus inicios en la política, Daniel Scioli intentará hoy quedar bien posicionado en la carrera por el Sillón de Rivadavia en su primer intento.

Surgido del mundo empresarial y del deporte, específicamente de la motonáutica, el gobernador bonaerense es uno de los pocos dirigentes que cuenta con casi un cien por cien de conocimiento en el electorado nacional.

"Fe y optimismo" son los pilares de su filosofía de vida, a la cual adiciona grandes porciones de pejotismo en estado puro, tal como lo muestra su acercamiento a los gobernadores y el respaldo que los mandatarios provinciales le profesaron.

Con el color naranja como bandera, Scioli es un dirigente de extrema diplomacia, ya que se caracteriza por su habilidad para acercar posiciones y eludir cualquier inconveniente, al punto de que en algunos círculos lo denominan "el hombre de amianto".

Botón de muestra de esa capacidad para salir sin rasguños de cualquier cruce o situación es su explícito y público reconocimiento y agradecimiento al hombre que lo introdujo en el barro de la política: el ex presidente Carlos Menem.

De perfil similar al suyo, el precandidato presidencial del Frente para la Victoria llega a su chance de acceder a la Casa Rosada con el fiel respaldo de su mujer, la modelo y empresaria Karina Rabolini, quien ofició en la campaña como una suerte de armadora política que recorrió el Interior del país y se reunió con los gobernadores peronistas.

Mirado con cierta desconfianza durante años por el kirchnerismo puro, el bonaerense se alzó como el único postulante del Frente para la Victoria, dejando atrás a los otros siete dirigentes que aspiraban al menos a participar de las primarias.

La decisión de conformar su fórmula con el secretario de Legal y Técnica, Carlos Zannini, terminó por sumar el respaldo del oficialismo y encaró una campaña electoral a pura recorrida por el Interior e incluso por el mundo: Su último viaje fue a La Habana para reunirse con el presidente cubano, Raúl Castro.

Apadrinado por Menem, Scioli se metió en política como parte de la renovación peronista, en la que también se encuadraban otros personajes como el ex piloto de Fórmula 1 Carlos "Lole" Reutemann y Ramón "Palito" Ortega.

Sin traje ni bigote

El líder del PRO, Mauricio Macri, competirá por primera vez por la Presidencia de la Nación luego de haber dado marcha atrás en 2011, envalentonado por las competencias ganadas desde su llegada a Boca Juniors hasta su consagración en la Ciudad, en un camino con varios giros y cambios.

En los últimos 20 años, Macri fue puliendo su personalidad pública: cambió su apariencia, su forma de hablar y de vestir hasta borrar al máximo posible de aquella imagen de joven criado en los círculos sociales exclusivos por ser el hijo del empresario Franco Macri.

Nacido en Tandil el 8 de febrero de 1959, el Mauricio Macri que hoy se muestra junto a vecinos del conurbano bonaerense tomando mate (costumbre que adoptó recién ahora, en la campaña, según contó) no es el mismo que egresó del exclusivo Colegio Cardenal Newman, ni el que se graduó de ingeniero civil en la UCA.

Tampoco es el mismo que, tras abandonar los negocios familiares, llegó a la presidencia de Boca Juniors en 1995 y se fue en 2007 con el pergamino de haber gestionado el período más exitoso futbolísticamente del club.

Macri todavía usaba traje y corbata, lucía bigote y hablaba con el tono nasal y poco entendible asociado siempre a las clases acomodadas cuando, en 2003, fundó el partido Compromiso para el Cambio, hijo de la crisis institucional y política que derivó del caos de 2001.

Con su espacio político recién creado, el ex presidente de Boca Juniors se postuló como candidato a jefe de Gobierno porteño y enfrentó al oficialista Aníbal Ibarra, a quien le ganó la primera vuelta por una diferencia de cuatro puntos, pero perdió en el balotaje por 53 a 46.

En 2005 se asoció al ex ministro de Economía Ricardo López Murphy, por entonces presidente del partido Recrear, y juntos crearon la alianza Propuesta Republicana, a la que el publicista Ernesto Savaglio recortó el nombre para sintetizar en PRO.

Ese fue el año en el que Macri conoció al consultor ecuatoriano Jaime Durán Barba, quien se le acercó luego de ver la ahora antológica fotografía del dirigente saltando un bache; fue el año que fue electo diputado nacional por la Ciudad de Buenos Aires.

En 2007 volvió a postularse para jefe de Gobierno y comenzó entonces la transformación que incluyó hasta el apellido: los propios empezaron a llamarlo simplemente "Mauricio" para evitar la carga negativa del apellido asociado a su padre, aunque el entonces presidente Néstor Kirchner se encargaba de recordar por entonces que "Mauricio es Macri".

Una vez que asumió en la Ciudad de Buenos Aires como jefe de Gobierno, Macri empezó el cambio: por recomendación de Durán Barba se afeitó su clásico bigote (por la asociación con el look militar-policial), empezó a quitarle formalidad a su vestuario, dejando la corbata de lado, y a corregir con la ayuda de la fonoaudiología su dicción, para hacerlo más entendible.

La revelación de 2013

Con 43 años, Sergio Tomás Massa es el más joven de la primera línea de los precandidatos presidenciales que competirán este domingo, con un proyecto nacional en el que se embarcó el 22 de junio de 2013, cuando anunció su candidatura a diputado nacional por el Frente Renovador, por fuera del PJ.

El ex intendente de Tigre, oriundo del partido de San Martín, había formado ese mismo año su partido junto a intendentes bonaerenses y seis meses después cosechó casi 4 millones de votos.

m Massa fue 6 años titular de la ANSES durante los mandatos de Néstor y Cristina Kirchner, de quien fue jefe de Gabinete.

Entonces, Massa se convirtió en la principal figura de la oposición, al haberle sacado 12 puntos como líder de la lista de candidatos a diputado nacional del Frente Renovador a la nómina del Frente para la Victoria, que encabezó el entonces intendente de Lomas de Zamora -ahora nuevamente en ese cargo-, Martín Insaurralde.

Sin embargo, durante 2014 Massa no logró sostener su imagen en la opinión pública ni la fortaleza territorial: la mitad de los intendentes que tras la victoria de 2013 llegaron a sumarse al Frente Renovador abandonó este espacio durante los primeros cinco meses de este año, luego de su caída en las encuestas.

Massa sufrió el avance de Daniel Scioli, quien terminó siendo el único postulante presidencial del oficialismo, y de Mauricio Macri, quien en la oposición le ganó la pulseada y consiguió un acuerdo institucional con el radicalismo para formar el frente Cambiemos, del que también forma parte la Coalición Cívica-ARI, que lidera la diputada Elisa Carrió.

Tras el revés de la UCR y el alejamiento de dirigentes, intendentes y diputados -algunos fundadores del Frente Renovador, como Gabriel Katopodis, jefe comunal de San Martín, y Darío Giustozzi, que entonces era jefe de la bancada del Frente Renovador en la Cámara baja-, trascendió con fuerza la versión de que Massa declinaría su precandidatura presidencial para competir por la Gobernación bonaerense. Pero en junio confirmó su postulación presidencial, días después de que conformara que el gobernador cordobés, José Manuel de la Sota, Unión por una Nueva Alternativa (UNA), el espacio en el cual ambos hoy van a internas.