En 2009 hizo una promesa mediática y cumplió regalándole cuatro plasmas al plantel de Racing por una resonante victoria ante Boca, en Avellaneda.
Néstor Kirchner nunca pudo disimular su pasión por el deportivo, la que se expandía y motorizaba a partir de su fanatismo por los colores de Racing. En la acción, estuvo más cerca del basquet, a tal punto que fue jugador amateur de un equipo de su Santa Cruz natal, aunque ya como espectador, y emparentado a su actividad pública, se resaltó su amor sin límites por el club de Avellaneda, donde llegó a involucrarse en los últimos años para apostar por el recuperación económica y deportiva de la institución. Como máxima autoridad del país, no dejó pasar ninguna oportunidad para promover y celebrar el éxito de los deportistas argentinos en el mundo, por lo que recibió a decenas de personajes, desde Manu Ginóbili hasta los campeones de Boca en la Copa Libertadores 2007, cuando en un gesto de humor, que siempre lo caracterizó, hizo sentar a Martín Palermo en el sillón de Rivadavia. Más allá de las actitudes hacia los deportistas que lo distinguieron (recibió a Beckenbauer, antes del Mundial de Alemania, y le cedió suite presidencial del Hospital Argerich al boxeador Jorge Locomotora Castro), nada ni nadie pudo separarlo de su pasión por Racing. Es que Kirchner tuvo en los últimos años, una activa participación en la vida de la Academia. Primero, al ser electo Presidente de la Nación, se dio el gusto de ir a la cancha junto a Ginés González García (ex Ministro de Salud y Acción Social y actual embajador en Chile) para ver al equipo de sus amores, aunque como ya se vivía la debacle del proceso de gerenciamiento en Racing, le dijo por lo bajo a Fernando Marín, el titular de Blanquiceleste: “cambiá, porque sino me pongo en la oposición”. Y un par de años después, fue quien impulsó la intervención legal en la institución, frente a un proceso de gerenciamiento que hacía agua por todos lados y conducía al club de Avellaneda al riesgo de perder la categoría. Entonces, habló con Daniel Scioli, y se cambió el interventor de la entidad (volvió el abogado Héctor García Cuerva), en una transición que llevó a que Racing volviera a estar en manos de sus socios, que eligieron a Rodolfo Molina como presidente. El año pasado, hizo una promesa mediática, que tuvo que cumplir, pues terminó regalándole cuatro plasmas al plantel de Racing (conducido en ese momento por Ricardo Caruso Lombardi) por una resonante victoria ante Boca, en Avellaneda. Y después de haber dado una mano para lograr garantías económicas en las contrataciones de Claudio López, Nicolás Cabrera y Cristian Pellerano (hace tres temporadas), su última gestión en el club, en julio pasado, tuvo que ver con acercar inversionistas para completar la operación por la compra del pase del colombiano Giovanni Moreno, quien en apenas medio campeonato, ya se perfila para ser la gran estrella del club de sus amores.

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