“Mi nombre verdadero es Gabriel Corona, pero trabajo con mi nombre artístico, que es Chocolate, que es un nombre de payaso, que es lo que soy en definitiva. Sólo que no soy un payaso de chicos, sino que hago humor para adultos”. Quien se acaba de presentar así es el genial humorista que todas las mañanas brilla en Radio Rivadavia acompañando a Jorge Novas de 9 a 12 y por la tarde hace lo propio con el gran Héctor Larrea, de 14 a 17, en Una vuelta Nacional por Radio Nacional. "En Rivadavia, hago un personaje que se llama Licenciado Washington Kadorna, en el programa de Antonio Novas, Personalmente. Este personaje contradice al conductor: como él es bastante oficialista, yo le creo a Kadorna, que es un tipo de derecha que lo trata de zurdo setentista, o le crea La Ruckauf para combatir a La Cámpora. Con Larrea, en cambio, hago una participación con humor de la actualidad, deportes, espectáculos y política”. Como ocurre con las más emblemáticas figuras de la radio, que son grandes dadores de oportunidades, Larrea vio buena madera en Chocolate y no sólo le abrió las puertas sino que le generó un nuevo modo de trabajo: “Hace 25 años vengo trabajando en los antiguos café concert. Un productor de Radio Nacional me vio en un casamiento actuando y como yo hacía humor sin groserías, me dijo que en la radio buscaban humoristas y estaban haciendo un casting. Eduardo Colombo me escuchó y se quedó conmigo. Con él hice 11 personajes, desde un mozo del bar que le traía el desayuno, hasta el diariero, o Joao, un manochanta. Allí me escuchó Larrea y me convocó a su programa. Al principio, sólo contaba chistes de catálogo. Y un día Héctor me da un pie y yo no tenía nada... entonces agarré el diario que estaba sobre la mesa e improvisé un chiste. Larrea me dijo: ‘Esto es lo que quiero que hagas’. Así, de un apriete me nació un nuevo oficio, y a través de la radio tengo autoría de lo que digo al aire. Larrea me incentivó para empezar a escribir y, con el apoyo de Jorge Marqueti, aprendí a escribir y a trabajar mis guiones”. Puesto a definir su estilo humorístico y sus límites a la hora de hacer reír, Chocolate manifiesta que lo suyo es “humor de actualidad, un humor blanco, aunque el color se lo pone el que lo recibe. Tiene picardía. En Rivadavia, por pedido del conductor, me puedo meter sin permiso en cualquier tema. En Nacional, Héctor bastonea repartiendo la palabra entre sus columnistas y me deja los cierres para que redondee con algo gracioso. En cuanto a los límites, la muerte es uno de ellos. Después de la reciente tragedia de Once, estuve tres días participando de la mesa de Larrea como un columnista más, pero sin hacer chistes. El límite mío es el buen gusto, la polémica la pueden generar los distintos personajes, pero nunca desde la agresión”. Como todo hombre de radio, Corona atesora anécdotas imborrables de su memoria. “Una de las anécdotas más importantes que tengo es que a partir de los personajes, éstos empezaron a tener clubes de fans. Radio Nacional llega a todo el país y así se dio, por ejemplo, que Joao tenía un club de fans en Ingeniero Jacobacci”. Para el humorista, la coyuntura es fuente permanente de material para hacer reír porque “la realidad supera a la ficción. Soy un convencido de que desde el humor las cosas se comprenden mejor”, concluye.