La Vicaría de la Solidaridad de Avellaneda-Lanús insistió en que la situación de la cuenca exige una respuesta pastoral integral. Propusieron retomar un trabajo conjunto con otras diócesis de la región.
Convocados por la Vicaría de la Solidaridad Social de la diócesis de Avellaneda-Lanús se llevó a cabo una reunión extraordinaria para abordar la problemática ambiental de la Cuenca Matanza Riachuelo, darle visibilidad, retomar un trabajo articulado con otras diócesis y generar puentes con la justicia.
El encuentro contó con la presencia destacada de Beatriz Mendoza, querellante original de la causa que lleva su nombre y símbolo viviente de la lucha por el saneamiento de la Cuenca; del obispo local, monseñor Marcelo Margni; el titular de la vicaría, padre Osvaldo De Piero. Participaron referentes sociales, vecinos, militantes socioambientales, funcionarios, y dirigentes de distintos movimientos de la Iglesia local.
Cabe señalar que el contexto es alarmante. En octubre de 2024, la Corte Suprema de Justicia de la Nación dio por concluida su supervisión directa sobre el cumplimiento de la histórica causa "Mendoza c/ Estado", que en 2008 obligó a Nación, Provincia y Ciudad a ejecutar un Plan Integral de Saneamiento Ambiental (PISA); delegando el control a jueces locales, debilitando el poder institucional, el monitoreo ciudadano y la presión pública.
Según los últimos informes (abril 2025), los avances son escasos: Sólo el 25,6 por ciento de los planes de reconversión industrial fueron cumplidos; apenas el 40 por ciento de las relocalizaciones habitacionales en zonas de riesgo se completaron; altos niveles de plomo, cromo, cadmio y arsénico persisten en el aire, el suelo y el agua; el Sistema Riachuelo, el Parque Industrial Curtidor (PIC) y otras obras estructurales están paralizadas.
Asimismo se señaló que ACUMAR, el ente tripartito creado para ejecutar el saneamiento, ha sido desfinanciado, con el despido del 40 por ciento del personal técnico desde enero 2024; recortes del presupuesto del 28 por ciento; y cese casi total de inspecciones ambientales, monitoreos de salud y control de vuelcos industriales.
Entre las principales propuestas de acción que surgieron, se destaca la de retomar un trabajo articulado entre las diócesis de Avellaneda-Lanús, Lomas de Zamora y Buenos Aires, para dar visibilidad conjunta a esta problemática, fortalecer las voces comunitarias y generar puentes con la justicia ambiental y los derechos humanos..
Desde la Vicaría de la Solidaridad se insistió en que "la situación de la Cuenca exige una respuesta pastoral integral, inspirada en la encíclica Laudato si' del Papa Francisco, y escuchar el clamor de la tierra y el clamor de los pobres".
"Fue una declaración colectiva de que la Causa Mendoza vive, que la lucha por un Riachuelo habitable y justo continúa, y que la justicia ambiental no puede esperar", concluyeron en un comunicado.