La superpoblación carcelaria en la Provincia de Buenos Aires aumentó un 5,2% en el último año, alcanzando el 29,2%, es decir que existe una diferencia de unos 8.500 internos entre la capacidad de alojamiento de las 54 unidades penitenciarias.

La superpoblación carcelaria en la Provincia de Buenos Aires aumentó un 5,2% en el último año, alcanzando el 29,2%, es decir que existe una diferencia de unos 8.500 internos entre la capacidad de alojamiento de las 54 unidades del Servicio Penitenciario Bonaerense, que es de 29 mil reclusos, y la cantidad total de internos, que hoy asciende a más de 37.500.

Así se desprende del informe anual bonaerense por el Sistema Nacional de Estadísticas sobre Ejecución de la Pena (Sneep), elaborado por el Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la Nación. Allí puede observarse que hay 44 unidades que exceden su capacidad, con apenas 9 que están funcionando por debajo de sus posibilidades y una sola (la Unidad 14 de General Alvear) cuya población alojada coincide con la capacidad máxima.

Entre las más superpobladas aparece la Alcaidía Penitenciaría Junín, que tiene 853 reclusos, más del doble (109,6%) de los 407 que podría albergar. Más atrás figuran la la Unidad 31 y 32 de Florencio Varela (92,1 y 85%), con un excedente de 407 y 396, respectivamente; la Unidad 47 de San Isidro (82%), que tiene lugar para 460 personas y tiene alojadas 837; Campana (75,6%, equivalente a 363 presos), Lomas de Zamora (74,7% y 357) y San Nicolás (63,8% y 294).

A su vez, los únicos que tienen lugares vacantes son las unidades 5 de Mercedes (304 lugares, un 21,6%), la 9 de La Plata (80, un 5,9%), la 26 de Lisandro Olmos (17, un 5,4%), el hospital que funciona dentro de esa unidad (5, un 7,7%), la 33 de Los Hornos (14, un 5,3%), la 44 de Batán (205, un 32,2%), la 51 de Magdalena (16, un 7,1%), la 53 de Malvinas Argentinas (31, un 51,7%) y la 56 de Virrey del Pino (40, un 33,3%).

En cuanto a la cantidad de presos en la Provincia, se puede señalar que en los últimos diez años aumentó poco más del 55% la población carcelaria, pasando de 24.139 reclusos en 2008 a los actuales 37.586. Al analizar la situación legal, ocurre lo mismo que a nivel nacional: se revirtió la tendencia y hoy son más los condenados, que suman casi 21 mil (54), que los procesados, que alcanzan a poco más de 17 mil (46%).

Si se evalúa la edad, prácticamente dos de cada tres internos tiene entre 18 y 34 años. La franja etaria más abundante es la que va de 25 a 34 años, con un total de 14.995 personas (40%), seguidos por los 8.349 (23%) que tienen entre 35 y 44; los 6.495 de 21 a 24 (18%); los 3.469 de 45 a 54 (9%); los 2.229 de 18 a 20 (6%); los 1.259 de 55 a 64 (3%); y los 476 que son mayores de 65 (1%). En tanto, hay apenas 3 menores de 18 años.

Con respecto al nivel educativo, el 92% no tenía finalizados sus estudios secundarios al momento de la detención, siendo un 38% los que no terminaron la primaria. En la escala, 3.783 (11% no tenían ningún tipo de estudio; 9.990 (27%) la primaria incompleta; 14.592 (39% la primaria completa; 5.642 (15%) la secundaria incompleta; y 2.647 (7%) completaron la secundaria. Así, sólo un 1% corresponde a los que cursaron estudios terciarios y universitarios, los hayan completado o no.

Una vez cumpliendo sus condenas, el 53% de los reclusos no participó de programas educativos, pero un 47% sí. Entre ellos, un 15% completó la primaria; un 22% la secundaria; un 3% fue por estudios terciarios; un 2% por una carrera universitaria; y un 5% se volcó a cursos de educación no formal.

Al hablar de la situación laboral, el 49% era desocupado cuando ingresó a la cárcel, mientras que un 35% trabaja en forma parcial y un 16% de tiempo completo. Entre ellos, un 53% no tenía ni oficio ni profesión, pero un 32% tenía algún oficio y un 15% una profesión.

Ya dentro de las unidades, sólo un 26% participa de programas de capacitación laboral, número que sube hasta 35% al analizar quienes realizan trabajo remunerado. Hay un 7% que trabaja hasta 10 horas semanales; un 6% que lo hace hasta 20; un 9% que dedica hasta 30; y un 13% que trabaja hasta 40 horas cada semana.

Otro de los ejes del SNEEP gira alrededor de la conducta, un elemento clave para gozar de beneficios. Así, un 53% de los reclusos se portó de manera ejemplar; un 14% de manera muy buena; un 14% buena; un 4% regular, un 2% mala; otro 2% pésima; con un 7% sin calificación.El número se relaciona con los que participaron en actos de alteración al orden, que llegan al 16% total.

Ese número sube hasta 18% en cuanto a infracciones disciplinarias, ya sean graves (10%), medias (5%) o leves (3%). Para ellos, la sanción más común (44%) es la permanencia en su celda individual hasta 15 días ininterrumpidos, seguida por el traslado a otra sección de régimen más severo (15%).

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