El arquero acumula 15 vallas invictas en 24 partidos y se convirtió en uno de los pilares del gran presente del equipo. "El mérito es de todos, el esfuerzo se ve reflejado en la cancha", aseguró.
En un campeonato extremadamente parejo, donde cualquiera le puede ganar a cualquiera, Temperley encontró una virtud que escasea: la regularidad. Con perfil bajo pero resultados firmes, el equipo de Rubén Darío Forestello se metió de lleno en la pelea por el ascenso y hoy está a solo dos puntos del líder de la Zona B, Chacarita Juniors.
La transformación fue notoria. Cuando Forestello asumió la conducción técnica, el Gasolero coqueteaba con el descenso y parecía condenado a otro año de lucha en el fondo de la tabla. Diecisiete partidos más tarde, el panorama es completamente distinto: apenas una derrota en ese lapso, una cosecha del 66,6% de los puntos y una identidad definida que combina solidez defensiva con efectividad en momentos clave.
Uno de los grandes responsables de esta remontada es Ezequiel Mastrolía. El arquero, de gran presente individual, se convirtió en símbolo de la seguridad defensiva que muestra Temperley fecha tras fecha. En 24 partidos disputados, mantuvo el arco en cero en 15 oportunidades y es uno de los diez arqueros menos vencidos de toda la Primera Nacional.
"Se nombra al arquero porque es el que está en el arco, pero el trabajo y el sacrificio es de todos. Nuestro esfuerzo se ve reflejado en la cancha, el mérito lo tenemos todos", aseguró Mastrolía en diálogo con el programa partidario Locos x Temperley, donde dejó en claro que no se trata de un logro personal sino colectivo.
Esa mentalidad grupal parece ser parte del secreto del éxito. Temperley es el equipo con más vallas invictas en lo que va del torneo, superando a nombres fuertes como Gimnasia de Jujuy (14), Atlanta (14), Gimnasia de Mendoza (13) y el propio Chacarita (12). En una categoría con 36 equipos entre las dos zonas, ese dato cobra aún más relevancia.
"Personalmente me siento muy bien, estoy muy contento en el club. El día a día es muy lindo. Cada mañana me levanto con ganas de ir a entrenar. Más allá del esfuerzo y la exigencia, sabemos que vamos a disfrutar del grupo. Eso también es muy importante", agregó Mastrolía, dejando entrever el buen clima que reina en el vestuario.
El arquero llegó desde Almirante Brown y rápidamente se afianzó como titular, aunque su influencia no se mide solo en atajadas: también es una voz de mando dentro de la cancha y un respaldo clave para una defensa que ganó confianza y se volvió un bloque sólido. En un torneo donde los detalles suelen marcar la diferencia, ese tipo de liderazgos puede resultar determinante.
El próximo desafío para el Celeste será este domingo, cuando visite a Agropecuario en Carlos Casares, en el marco de la fecha 25. El objetivo, claro, será mantener la solidez, sumar nuevamente y seguir alimentando un sueño que, hace unos meses, parecía lejano: volver a la Liga Profesional.
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