Lugones cuestionó que esa sea la solución para terminar con la inseguridad y bregó por hacer hincapié en la educación y un nuevo régimen penal juvenil, que acompañe y promueva integralmente el desarrollo de los menores.
En medio del debate público y los reclamos de varios sectores de la sociedad para que se endurezcan las penas contra los delincuentes, el obispo de la diócesis de Lomas de Zamora, monseñor Jorge Lugones, expresó su rechazo a que se baje la edad de imputabilidad de los menores, una iniciativa que considera que "no va a servir para nada".
"No nos ocupamos de la educación, pero sí nos ocupamos de generar una ley que, además, no nos va servir de nada", recalcó el prelado, quien se cuestionó irónicamente si como sociedad "¿queremos meter presos a los pibes después del nivel inicial?"
En ese sentido, Lugones analiza si "¿esta sería la solución?", cuando "nuestros niños no tienen educación, no comen, tenemos casi el 60 por ciento de niños con bajo peso, que no tienen contención, pero sí tienen un trabajo y una salida rápida".
El titular de la diócesis lomense, agregó: "Los que visitamos el Centro de Recepción y Ubicación de Menores (CREU) de Banfield, donde están los pibes menores de 18 años, atrás de los Tribunales de Lomas, los vemos y los escuchamos por qué delinquen y conocemos cuál es la estadística de los menores que delinquen. ¿Y nos quieren decir que ésta es una solución contra la inseguridad?"
En la misma línea, la Pastoral Carcelaria en Argentina consideró que bajar la edad de imputabilidad a los 13 años "son salidas superficiales y sin lógica de solución hacia el futuro", sin dejar de aclarar que "nunca el encierro, ni penas más duras, ni la baja de la imputabilidad, son la solución para detener la violencia".
"Es necesario un nuevo régimen penal juvenil, que acompañe y promueva integralmente el desarrollo de los menores, pero sin bajar la edad mínima de imputabilidad", reafirmaron en un comunicado titulado "No encerremos la esperanza".
En el mensaje elaborado "como fruto de conocer la realidad carcelaria, trabajar con menores infractores de la ley, y de la cercanía con nuestros hermanos presos, sus familias y todos los actores que forman parte del mundo de la carcelación", el organismo episcopal plantea que "como sociedad tenemos que sentirnos responsables para ayudar a 'prevenir' la conducta de los niños y jóvenes que transgreden la ley".
Agregó que "debemos reflexionar: ¿quiénes estuvieron presentes para brindar contención en momentos decisivos? ¿La familia? ¿El Estado en general? ¿La escuela? ¿La Iglesia? ¿Los vecinos del barrio?... Es por ello que, en la Pastoral Carcelaria, decimos que cuando alguien comete un delito, transgrede la ley y cae preso es porque alguien estuvo ausente: la familia, la sociedad, el estado, la escuela, la Iglesia".
"Los necesitamos, pero no presos, sino como parte de una sociedad más justa, sana, solidaria, que los incluya para participar y evolucionar, no encerrados en una decadente y oscura involución", concluyeron los obispos.
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