En cuanto al cruce de ayer, lo concreto es que empezó como un estudio. Así se puede exponer con claridad lo que significaron los primeros minutos en el estadio Norberto Tomaghello. El dueño de casa, ambicioso, analizaba cuál era la fórmula para desnivelar a un rival de turno que, calmo en todas sus líneas, se mostraba sólido para evitar complicaciones.
Aún así, los conducidos por Franco pretendieron, desde el arranque, hacer pesar su condición de anfitriones. Y lo hicieron con el peso específico de dos piezas clave: Ciro Rius y Julio César Rodríguez. Aquel apeló al vértigo para imprimir dinamismo en el ataque; y el otro, dentro del área, luchando con los adversarios, con un desgaste bastante pronunciado en pos de obtener una diferencia.
Por el lado del Gasolero, la historia pasaba por el contragolpe. Cuenta, por caso, con opciones para llevar adelante ese método. Con el juego colectivo que sostuvieron Eduardo Ledesma, Fabián Sambueza y Juan Ignacio Dinenno, generó peligro en el arco defendido por Gabriel Arias.
Así la situación, las chances, si bien no se multiplicaron, fueron muy claras para ambos bandos. Fueron en línea, para el Halcón, el cabezazo de Rodríguez despejado por Federico Crivelli; el remate desde lejos de Walter Busse o el desequilibrio que propició Rius pese a la floja definición. En paralelo, para el visitante aportaron Ignacio Boggino con una media vuelta que salvó con lo justo Damián Martínez, con Arias ya sin chances; Sambueza y un derechazo que pasó por encima del travesaño, y un par de maniobras de Dinenno, que no hallaron espacio en la red.
Sin ideas
En el complemento, el ritmo fue similar. Ambos conjuntos carecieron de ideas para romper la paridad, y hubo que esperar a que se mueva el banco de suplentes para que se observara algo de acción. Franco, por ejemplo, apostó por Mariano Barbieri, que le brindó frescura en la delantera para abastecer a Rodríguez.
En ese sentido, el 9 contó con oportunidades al por mayor. Pero falló siempre en la puntada final. Incluso en una ocasión que remató por encima del arco cuando no había nadie delante. Insólito.
Para colmo de males, Ricardo Rezza realizó modificaciones en su elenco y Temperley generó más de la cuenta. Su estandarte fue Fernando Brandán, que en la primera que tuvo inició el camino para el gol. Quien anotó fue Chimino, con un disparo cruzado que no tuvo respuesta positiva de Arias.
Así, el Gasolero se llevó el halago y Defensa continúa sin recordar lo que es ganar, un problema que se acentúa y le baja las expectativas rumbo al futuro.
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