Para saber qué hay detrás de un cielo hipnótico y estrellado, hay que internarse en lo mas profundo de la reconocida reserva ambiental, y también cruzar quintas con plantaciones de tomate, acelga, lechuga, pasar cerca de algún esqueleto de un auto oxidado, para llegar al destino.
En medio del bosque, se halla un perímetro alambrado y cámaras. Entre medio de los árboles, algunos edificios y cerca de allí
dos antenas parabólicas deslumbrantes de 30 metros de diámetro. Ambas apuntan hacia el misterio, al cielo.
El IAR nació en 1962, con aportes de las universidades de La Plata y de Buenos Aires, el Conicet y de la Comisión de Investigaciones Científicas de la provincia de Buenos Aires. En el perfeccionamiento de los operarios ayudó el Instituto Carnegie de Washington, EE.UU..
Se construyó en esa zona semi boscosa para estar alejado de la poluución electromagnética de aquella época y para estar cerca de los centros de investigación existentes. Siempre buscando mantener las metas originales: la investigación astronómica y la colaboración con otras instituciones.
Todo relacionado con la creación de las estrellas, casi un rompecabezas, sea por medio de los convencionales telescópicos, del infrarrojo, o por las ondas de radio, la especialidad de la entidad. Con esas ondas de radio se juntan todos los datos y se les da un sentido. y así se estudian, por ejemplo, cómo evolucionan las estrellas, algunas de las cuales terminan en una tremenda explosión o explosión de supernova. La estrella queda destruida y la materia que antes la formaba queda expulsada al medio que la rodea.
Todo eso, denominado supernovas, se expande a velocidades de 5 y 10 mil kilómetros por segundo y causa fenómenos que se observan mediante las bandas de radio del IAR, y que podrían generar nuevas estrellas y, eventualmente, algún planeta.
El 5 de agosto de 1977, a las 22.16, el radiotelescopio Big Ear de los EE.UU. recibió una señal de radio de origen desconocido durante 72 segundos. Ese es, hasta hoy, el único mensaje de origen extraterrestre que se habría emitido y se la conoce como la señal Wow.
En el IAR también poseen radiotelescopios y alguna vez buscaron vida extraterrestre, allá por los años '90, en colaboración con la Universidad de Berkeley, California. Se hizo con la llamada "segunda antena" y se buscaba alguna señal de algunas estrellas parecidas al sol.i