Desde joven (segundo de derecha a izquierda), Willy Garófalo siguió la actividad de la familia.
Quilmeño
Willy Garófalo se
suma a los éxitos
del automovilismo
El apellido Garófalo es sinónimo de éxito en las competencias automovilísticas por su extensa trayectoria en la atención a pilotos de la zona Sur e incluso a nivel nacional. Cabe recordar al fundador de esta dinastía, José Garófalo como piloto y preparador, varias décadas atrás de quienes heredaron su pasión fierrera, sus hijos Claudio, Miguel, Alejandro y su sobrino Willy, quien habló con este medio, y repasó el progreso que mostró el auto de Stefano Cambria, desde que pasó a ser atendido por su taller.
“Nosotros estamos muy contentos con él, pero recibimos un buen auto, en el que trabajamos en algunas mejoras que dieron resultado, y además lo alivianamos unos 60 kilos, que resultan muy importantes . Faltaría resolver el problema de la dirección, que se encuentra muy dura y le resulta bastante difícil transitar el trazado. También asistimos a Adrián González, que también está en el TC Pista, a Jorge Trebbiani en el Turismo Carretera y a Daniel Wigley en el TC Mouras”, detalló Willy Garófalo.
Este preparador se inició como piloto y sobre el tema puntualizó: “Corrí un tiempo pero me fundí. En el año 1982 comencé en esta actividad, con un auto que le hice a Carlos Caccia, luego a Oscar Fineschi. Después pasaron Omar el Gurí Martínez, con quien trabajé un par de años y ganamos varias carreras, Ledesma y Del Barrio. Mi primer. También tuve varios años a Gerardo Del Campo, quien más adelante tuvo que dejar de correr y nos pusimos viejos. Si bien él no fue el primer piloto que atendí, con él di mis primeros pasos importantes a nivel profesional. Fue una etapa, donde teníamos un grupo de chicos que hoy se encuentran muy bien ubicados en equipos importantes. El oficio lo aprendí con mi tío José y recuerdo que a los 9 años ya andaba con las manos sucias de grasa en su taller cebando mates, el primero que llegaba y el último en irme, cuando me llevaba a mi casa”.
“Somos una familia de mecánicos, amamos nuestra profesión y felizmente podemos vivir de ella. Considero que llegamos más lejos que lo que pensamos, en aquellos días en que hacíamos carritos con rulemanes y sonábamos con hacer un motor de carrera. Hoy Claudio es un gran referente en el TC, Alejandro pelea el campeonato del TC Pista, Micky ya dejó de competir y yo ya tengo mi lugar y a un hijo que cursa el cuarto año de ingeniería. Quiero agradecer al grupo de mecánicos que se encuentra junto a nosotros y a mi familia en particular, que me permitió seguir en mi pasión y que los dirigentes argentinos se sigan preocupando por los costos, para que todos puedan mantener continuidad”, concluyó.