Desde la Asociación Civil Buena Vida se indicó que cerca de 400 mil personas tienen este virus pero más del 60% ignora su condición. “Cuesta identificar a los pacientes” para que inicien el tratamiento, señalan.

Especialistas advierten que unos 250 mil argentinos padecen hepatitis C pero no lo saben, por lo que apuntaron a las dificultades del diagnóstico e insistieron en la importancia de que los afectados se traten cuanto antes, a pesar de que muchos lo hacen “recién cuando avanza mucho”.

Así lo afirmaron desde la Asociación Civil Buena Vida, en el marco del 6º aniversario de la organización, que estima que hay cerca de 400 mil personas con este virus en nuestro país, de las cuales más del 60% ignora su condición.

“Parece mentira que hoy dispongamos de los medicamentos para curar la hepatitis C, pero falten los pacientes. Claramente, la ciencia y el acceso a la cura de este virus avanzaron más rápido que el diagnóstico”, indicó Rubén Cantelmi, presidente de la entidad.

En ese sentido, recordó que “en 2015, el colectivo de pacientes con esta enfermedad hepática reclamaba enérgicamente al Ministerio de Salud que entregaran las medicaciones que la autoridad regulatoria ya había aprobado” y comparó: “Esto se logró, miles fueron curados y hoy, en cambio, existen partidas de tratamientos compradas, pero cuesta identificar a los pacientes para que se anoten y se curen”.

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Al analizar la situación, Cantelmi resaltó: “Esto tiene varias explicaciones. Por un lado, como este virus no duele ni da síntomas hasta que avanza mucho, algunos de quienes son diagnosticados, tras recibir la ‘mala noticia’, vuelven a sus casas y siguen con su vida normalmente, sin hacer nada al respecto”.

“Por otro lado, hay pacientes que se han tratado con las drogas viejas, unas que lograban curar a un porcentaje modesto de pacientes, pero eran tratamientos prolongados y muy duros, porque los efectos adversos eran similares a los de las quimioterapias y algunos pacientes no los toleraban. Entonces, es factible que muchos se hayan dado por vencidos y les cueste creer que las drogas nuevas prácticamente no tienen efectos adversos y curan en 12 semanas o incluso en 8”, señaló.

Sobre estos nuevos fármacos, el especialista detalló: “Están llegando a la Argentina tratamientos que revolucionaron la cura de la hepatitis C en el mundo. Son pangenotípicos, es decir, que sirven para cualquier genotipo o ‘subtipo’ del virus que tenga el paciente. Esto simplifica las etapas del diagnóstico, que antes requerían estudiar el genotipo para definir uno u otro tratamiento. Además, tienen una tasa de respuesta que alcanza el 100% y aceleran la cura: en 8 semanas el paciente negativiza el virus”.

“Los tratamientos más nuevos curan a todos, inclusive a pacientes complejos o que presentan las variantes menos comunes del virus. Además, cada vez te podés curar más rápido, lo que es una realidad inimaginable para quienes vivimos con esto muchos años. No hay tiempo que perder y cada día adicional de vivir curado es único, porque ‘ganarle al bicho’, como le decimos nosotros, representa la batalla más grande que muchos hemos librado en la vida”, reconoció Cantelmi, que también valoró que cuánto más rápido, más se ayuda a prevenir el daño en el hígado.

La hepatitis C es un virus que se aloja en el hígado y va dañándolo progresivamente hasta poder desarrollar cirrosis, tumores malignos y requerir trasplante hepático. Se contagia por sangre contaminada, fundamentalmente, antes de que el virus fuera identificado en 1992 o antes de que se tomaran todas las medidas adecuadas de esterilización.

“Hoy es menos frecuente el contagio y la gran mayoría de las personas se diagnostica por casualidad ante un chequeo de rutina o una donación de sangre para algún familiar. Rara vez pueden identificar en qué contexto contrajeron el virus, porque todos estuvimos expuestos a algún tratamiento de conducto o donamos sangre o fuimos sometidos a alguna cirugía y quizás allí hubo algún descuido en términos de esterilización del instrumental sanitario. Compartir jeringas o elementos cortantes de higiene personal también son potenciales vías de contagio”, señalaron desde Buena Vida.

Llegar a tiempo se traduce en más y mejor vida

Cantelmi aseguró que la prevención es clave, por lo que desde la entidad trabajan “para encontrar a los pacientes y convencerlos de que deben tratarse y curarse mientras el hígado no esté muy dañado, porque llegar a tiempo se traduce en más y mejor vida”.

“Se avanzó mucho como sociedad logrando que se hable del tema, pero es preciso seguir concientizando, invitando a que todos los adultos de más de 30 años se realicen una vez en la vida el test de la hepatitis, que es gratuito, sencillo y permite descartar que se tenga adentro una bomba de tiempo que no avisa”, valoró el especialista de Buena Vida. La Asociación se reúne semanalmente en los hospitales Ramos Mejía (lunes de 9.30 a 11.30), Durand (martes de 10 a 12) y Argerich (jueves de 9.30 a 11.30).

“En cada jornada de detección gratuita de la que participamos en plazas u hospitales, damos con algún diagnóstico positivo completamente insospechado por la persona. Pero enterarse es una gran noticia, porque hoy te podés curar. El problema es nunca saberlo y dejar que el virus vaya dañando el órgano hasta poner en peligro nuestra vida”, concluyó Cantelmi.

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