El sedentarismo, común entre quienes realizan trabajos de escritorio y oficina, así como las actividades laborales que obligan a estar mucho tiempo de pie aumentan el riesgo de padecer várices y arañitas.

Ya sea por trabajo o por ocio, solemos estar horas y horas sentadas frente a una pantalla. Y si bien forma parte de nuestra rutina, tanto tiempo de permanecer estáticas puede afectar notablemente la salud de nuestras piernas.

La aparición de várices y arañitas son una clara muestra de esta problemática. El sedentarismo, común entre quienes realizan trabajos de escritorio y oficina, así como las actividades laborales que obligan a estar mucho tiempo de pie (docencia, atención en ventas, guardias o agentes en las fuerzas de seguridad, para citar algunos ejemplos) aumentan el riesgo de padecerlas. Tanto es así que en 2014 fueron incluidas por el Ministerio de Trabajo entre las diversas afecciones que están obligadas a cubrir las ART.

¿Qué hacemos entonces? Lo escuchamos miles de veces: mejor que curar, es prevenir y para ello necesitamos realizar simples cambios en nuestra rutina. El médico flebólogo e investigador Miguel Ángel Gramajo Booth, brinda 8 tips para incorporar a nuestro día a día:

1- Mantener una alimentación equilibrada. Es fundamental controlar el peso y evitar el estreñimiento. Para ello, debemos llevar una dieta baja en calorías y alta en fibras, priorizando el consumo de frutas y verduras y bebiendo entre dos y tres litros de agua.

2- Cuidar la elección de nuestra vestimenta. Debemos evitar el uso de ropas ajustadas y de ligaduras en la mitad inferior del cuerpo. El calzado tiene que ser cómodo y liviano (los tacos muy altos o los zapatos demasiado apretados no colaboran al retorno venoso)

3- No permanecer más de una hora quieto en la misma postura. Cada ese lapso de tiempo es fundamental, en la medida de lo posible, dar breves paseos para movilizar las piernas.

4- Hacer media hora de ejercicios que fortalezcan la musculatura de las piernas y favorezcan la circulación de retorno. Una simple caminata ya resulta suficiente, pero podemos recurrir a otras opciones como la gimnasia, el ciclismo, la natación, el spinning o el tenis.

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5- Evitar los medicamentos que dificulten la circulación venosa, como los anticonceptivos orales.

6- Utilizar medias de descanso, ya que ofrecen una compresión adecuada (se consiguen en la mayoría de las farmacias).

7- Realizar automasajes en la zona. La técnica es muy sencilla: los masajes deben efectuarse de forma ascendente, empezando por los pies y subiendo poco a poco hasta llegar a los muslos. Lo importante es no aplicarlos sobre las várices directamente, sino en las zonas aledañas. Los movimientos deben ser suaves y para ello hay que utilizar palmas y dedos en su totalidad, cuidando de no presionar solamente con las yemas. Para evitar la fricción, pueden utilizarse cremas o aceites. Siguiendo este procedimiento, la sangre acumulada en las venas comenzará a movilizarse y fluirá hacia el corazón.

8- Hacer un reposo de 5 minutos cada una o dos horas. Para esto es necesario acostarse y subir las piernas en un ángulo de 45º. Dormir con las piernas ligeramente elevadas es otra excelente alternativa. En ambas situaciones, también estaremos favoreciendo el retorno venoso.

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