El tabaquismo sigue siendo un problema para la población. Se estima que en Argentina, afecta a 9 millones de personas, aunque en los últimos años se registró una merma en la prevalencia de consumo. De acuerdo con los resultados de la última Encuesta Nacional de Factores de Riesgo que se realizó el año pasado, los índices bajaron notablemente. Desde 2005, que fue el primer año que se llevó a cabo el relevamiento, hasta hoy, descendió un 25%. Y gracias a las leyes que prohíben fumar en lugares cerrados, la exposición al humo de tabaco ajeno en el hogar y en el trabajo también se redujo significativamente respecto a la edición anterior, que fue en 2015.
Sin embargo, al ser una de las principales causas de morbilidad y mortalidad prevenibles a nivel mundial, es una preocupación latente. Según la Organización Mundial de la Salud, el tabaquismo impacta de muchas formas en la vida de las personas, y puede traer ocasionado innumerables consecuencias. Para empezar, fumar tabaco es la principal causa del cáncer de pulmón, y también es la causa número uno de la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), una afección en que la acumulación de mucosidad con pus en los pulmones provoca una tos dolorosa y terribles dificultades respiratorias. El tabaco también exacerba el asma, y la exposición al humo puede ocasionar problemas en la vida de los niños. Se calcula que 165.000 chicos mueren antes de cumplir 5 años por infecciones de las vías respiratorias inferiores causadas por el humo de tabaco ajeno.
Fin del mito: el cigarrillo armado es tan peligroso como el común
Conocidas todas estas variables, la solución es una: dejar de fumar. Sin embargo, por más que sea fácil decirlo, lo verdaderamente complejo es llevarlo a la práctica. En ese proceso, pueden suceder dos cosas: que la persona abandone el hábito de un día para el otro y no lo retome más, o bien que lo deje de forma paulatina. En cualquier caso, es normal sufrir síntomas de abstinencia, tales como ansiedad, irritabilidad, perdida de concentración, alteraciones en el humor y en el peso.
“Cuando uno hace un tratamiento para dejar de fumar, hace una combinación de dos cosas: un tratamiento cognitivo conductual- que es ayudar a que la persona vaya cambiando sus pensamientos acerca del cigarrillo- que se combina con fármacos que están científicamente probados que puedan duplicar o triplicar las chances de tener éxito”, explicó a POPULAR el Dr. Guido Bergman, jefe de la clínica de Tabaquismo del Programa de Prevención Cardiovascular del ICBA. Además, el profesional desmitificó que la hipnosis, la acupuntura y el láser sean terapias efectivas en este procedimiento.
En cuanto a la abstinencia, una alternativa para paliarla es la nicotina terapéutica que hace que el cuerpo la siga procesando como si fuera la nicotina común pero sin ser adictiva ni tóxica. En este grupo se insertan los parches, los chicles, las pastillas y el spray. Y si bien es de venta libre, se recomienda hacerlo acompañado de un tratamiento profesional.
De acuerdo con los datos arrojados en la Encuesta Mundial de Tabaquismo en Adultos (EMTA) realizada en 2012, un 89,9% de fumadores que intentaron dejar el hábito en los últimos 12 meses o que estuvieron menos de 1 año sin fumar, hicieron el intento sin ayuda y recayeron.
Según cifras arrojadas por la Asociación Argentina de Tabacología (ASAT), en Argentina solo un 10% busca ayuda y de ese porcentaje solo un 2,5% consulta a un especialista a la hora de encarar el proceso.
Los vaporizadores son aparatos cada vez más utilizados en Argentina. Si bien son muy fáciles de conseguir, la ANMAT los prohibió, dado que no está comprobado por ningún estudio que su utilización sea efectiva para dejar de fumar.
De acuerdo a lo que explicó Bergman, el cigarrillo electrónico tiene una resistencia que quema un líquido que puede o no tener nicotina. Ese líquido cuando se vaporiza se transforma en tóxico, y a pesar de que esos tóxicos son menores a los que contienen los cigarrillos convencionales, no dejan de ser nocivos para la salud.
“Si por sus propios medios el paciente lo llega a usar- detalló el profesional- se le regula el uso y después se recomienda que lo deje. Porque lo que está demostrado es que aquellos que quieren dejar de fumar con el cigarrillo electrónico, terminan siendo fumadores duales, porque no dejan el electrónico pero vuelven a fumar cigarrillos comunes”.
¿Por qué está prohibido el cigarrillo electrónico?
Además le atribuye esta moda de consumo a las tabacaleras, que a través de estos aparatos captan clientes que, anteriormente, habían abandonado la rutina de fumar o bien que nunca habían probado y se iniciaron con este método.
Para Bergman, lo principal para no recaer en el tabaquismo es tener la intención de dejar el hábito- pero una intención seria- que se convierta en la motivación necesaria para encarar cualquier tratamiento.
“En cualquier caso, es muy importante el acompañamiento para que la persona se sienta confiada, para que teja una red de ayuda y vaya teniendo ciertas habilidades y estrategias coordinadas con el terapeuta, que va a ser quien le haga un seguimiento. Porque si no hay seguimiento, los pacientes recaen”, concluyó el profesional.