Lo que no se usa se deteriora. Eso vale tanto para los músculos como para la mente y la sexualidad de la mujer y el hombre. Un ser humano joven, aunque tenga 80 años, se caracteriza por la vitalidad física, la dinámica mental, el vigor sexual, la actividad social y el comer poco y variado.
Existen cinco formas de prolongar la juventud; en todo caso, no de agregar más años a la vida, sino más vida a los años. Estas formas, que deben ser hábitos de vida, son los siguientes:
Caminar, sobre todo caminar. Transitar todos los días 40 cuadras en un lapso no mayor a 60 minutos. Se puede sustituir por andar en bicicleta o nadar. Trotar es para los muy entrenados, sin problemas articulares. Complementar con ejercicios suaves de estiramiento y flexibilización. El yoga es ideal porque une la relajación y oxigenación pausada.
Comer poco es mejor que comer mucho. Comer de todo, moderadamente. Restringir al máximo las grasas animales (carnes rojas, manteca, lácteos sin descremar) y azúcares refinados (azúcar, harinas blancas, postres, helados). Evitar los alimentos con colesterol. Tomar suplementos vitamínicos, oligoelementos, minerales y aminoácidos (siempre con la debida consulta a un especialista).
Mantener activa la función neuronal. Leer diarios y libros y pensar en lo que se lee. Razonar, reflexionar y meditar mantienen joven el cerebro y abierta la mente, cualidades propias de la juventud. Ir al cine, teatro y exposiciones. Comentar y pensar lo visto. Si no se es afecto a la lectura y al arte, hacer crucigramas o ejercicios de memorización permanentemente. Evitar muchas horas de televisión, salvo impedimento físico grave.
La función hace al órgano. Lo que no se usa se atrofia. Es falso que el deseo sexual desaparezca con los años. Al contrario, si se practican actividades sexuales regularmente es posible que se prolongue e intensifique el placer. Las mujeres frígidas y los hombres impotentes de edad madura llegan a serlo porque cambian sus intereses: dirigen toda su libido a los hijos, nietos o el hogar, en el caso de ellas, o bien reemplazan sexo por trabajo y dinero, en el caso de los hombres. A veces la comida es el sucedáneo del sexo. Es posible tener sexo placentero hasta los 80 años y aún más. Tener deseo sexual es sinónimo de vida y el principal conjuro contra la muerte.
Es importante mantener, intensificar o reiniciar la actividad social, cualquiera sea. No es bueno recluirse. La vejez y también la locura provienen del aislamiento. Es bueno ir al cine, teatro o exposiciones. Fomentar las tertulias con amigos. Participar en actividades vecinales, barriales y comunales. Concurrir a los bailes. Incorporarse a actividades solidarias (hay instituciones para ayuda de enfermos hospitalarios, de beneficencia, entre otros).
Vivir y envejecer es una tarea compleja, difícil e incluso, a veces, arriesgada, pero no cabe duda de que también es apasionante. Existen diversas formas de envejecer: normal, patológica y con éxito. La cuestión clave es cómo prevenir el envejecimiento patológico y promover el envejecimiento con éxito, competente, activo y satisfactorio. Vivimos en un mundo envejecido; en la actualidad, aproximadamente, el 18% de la población tiene más de 65 años y, según proyecciones demográficas, en el 2040 este porcentaje se duplicará.
Sin duda, el envejecimiento de la población es la expresión del éxito de la especie humana y de la organización de nuestra sociedad que ha logrado duplicar la esperanza de vida al nacer a lo largo del siglo XX, desde casi 40 años a principios de siglo a más de 80 al finalizar centuria. Este extraordinario avance se ha logrado gracias a las mejoras sociopolíticas, económicas, culturales, educativas, psicológicas, biomédicas y tecnológicas acontecidas a lo largo del pasado siglo.
El ser humano, para mantenerse bien más allá de su edad, debe tener vitalidad física, dinámica mental, además de vigor sexual, actividad social y el comer poco y variado como características de una vida saludable. Existen cinco puntos fundamentales para prolongar la juventud, que deben convertirse en hábitos de vida.