El doctor Facundo Manes responde a las preguntas de los lectores de Diario Popular.

Sabrina:

¿Por qué es tan importante el reconocimiento de las caras?

Muchas gracias, Sabrina, por tu pregunta. El reconocimiento de caras es fundamental porque somos básicamente seres sociales. En este sentido, los lazos sociales constituyen la base de nuestra supervivencia. Es a través de las relaciones sociales que logramos el sustento y la protección. El reconocimiento de caras facilita la interacción entre las personas, de ahí su importancia. Se trata de una red especializada en nuestro cerebro que se encarga de este proceso altamente complejo. Los rostros humanos son estructuras biológicas que transmiten una gran variedad de mensajes sociales claves, además de permitir la distinción entre una persona y otra. Cuando miramos a alguien, pronto reconocemos quién es, calculamos su edad aproximada, su estado emocional e, incluso, le atribuimos características psicológicas. Además, podemos observar la importancia de la percepción facial en el hecho de que tenemos una extraordinaria habilidad para recordar caras. Frecuentemente olvidamos los nombres, pero no, las caras.

Una prueba de que disponemos de un mecanismo específico para el reconocimiento de caras y de la importancia de su función es que puede alterarse. El déficit en el reconocimiento facial se denomina “prosopagnosia” y no implica deterioro de otras funciones intelectuales. Quienes padecen este síndrome suelen identificar a las personas por su voz u otros rasgos. Reconocer una cara puede parecernos muy simple a primera vista, pero requiere de un gran trabajo cerebral.

Vicente:

¿Cómo trabaja el cerebro con la información que le llega de los ojos?

Muy interesante tu pregunta, Vicente. La percepción visual no funciona como una cámara de fotos. No se trata de retratar las imágenes, sino de asignarles un significado. Sabemos que el ojo captura información incompleta del mundo externo. ¿Qué quiere decir? Que percibe una imagen que responde a lo más importante y descarta los detalles sin importancia. Entonces, el cerebro se encarga de darle sentido a esa información que fue percibida. Y, ¿cómo hace esto nuestro cerebro? La información que registra el ojo llega al nervio óptico. Este se ocupa de enviarla hacia una región que se llama “corteza visual primaria”. La información se vuelve más compleja en esta parte del cerebro. Durante este proceso se extraen datos sobre el movimiento, los tonos del color, el brillo, sobre la existencia de ángulos bruscos o redondeados, entre otros aspectos. Podemos decir que la actividad cerebral que genera una percepción del mundo visual a partir de traducir patrones de luz y colores en objetos y eventos es uno de los actos creativos más sofisticados y fascinantes del cerebro.

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