Antonio
Doctor, ¿puede explicar cómo procesa el cerebro lo que percibimos con los sentidos?
Muchas gracias, Antonio, por la pregunta. La información que nos llega por los sentidos es interpretada por nuestro cerebro. Y esa interpretación que se realiza es producto de los datos del contexto, del estado de ánimo y de las experiencias previas. Entonces, podemos decir que el cerebro no genera una copia exacta del mundo, sino que toma información y la procesa en base a patrones. La percepción de la realidad no se vincula solo con lo que sucede afuera, sino también con las creencias, expectativas e ideas que provienen de nuestra mente. ¿Por qué sucede esto? Por la rapidez con la que necesitamos procesar la información. Como el análisis de las características de todo lo que vemos, oímos y tocamos lleva mucho tiempo y trabajo, se utiliza un sistema de inferencias para analizar los rasgos de los estímulos. A partir de nuestra experiencia, conocemos el movimiento de los objetos, la manera en la que se combinan los colores, las reacciones interpersonales, entre otras cosas. Entonces, estos datos se utilizan para interpretar rápidamente el contexto. Por ejemplo, la percepción visual no puede ser comparada totalmente con una cámara fotográfica. El procesamiento cerebral le otorga un sentido a las imágenes que son capturadas de manera incompleta por el ojo.
Marina
¿Qué información sobre los demás nos aporta el sentido del olfato?
Es interesante esta pregunta, Marina. Porque si comparamos el sentido del olfato humano con el de los animales, notoriamente tenemos una capacidad menor. Por ejemplo, las hormigas utilizan feromonas para comunicarse y dejar rastros para indicar el camino hacia el hormiguero. Sin embargo, como mencioné en la columna anterior, el olfato es un sentido importante, que cumple diversas funciones. El sentido del olfato podría darnos pistas para entender las emociones e interacciones sociales. Esto se evidencia en el reconocimiento a través del olfato que hace el bebé de su mamá. Además, también sabemos que las madres reconocen claramente el olor de sus bebés. Pero también se ha observado a través de investigaciones que los seres humanos pueden distinguir olfativamente la diferencia entre las personas que están sanas de las que están enfermas. En un estudio realizado en Suecia, se le pidió a un grupo de personas que olieran frascos que contenían esencias de olores de camisetas. Algunas de las camisetas habían sido usadas durante varias horas por una persona cuyo sistema inmunológico se había elevado artificialmente como si estuviera enferma. Otras provenían de una persona sana y otras no habían sido usadas por nadie. Las personas calificaron los aromas provenientes de las camisetas de las personas con el sistema inmune elevado como más intenso y menos agradable que los aromas de camisetas de las personas sanas.