¿Qué le metemos al cuerpo cuando fumamos?

"Un cigarrillo está compuesto aproximadamente por un 50 por ciento de hojas de tabaco, 30 por ciento por tabaco reconstituido y 20 por ciento por tabaco expandido con dióxido de carbono", precisó la Dra. Adriana Angel, miembro de la Fundación Cardiológica Argentina.

Las hojas de tabaco contienen nicotina, que se absorbe rápidamente y llega al cerebro en unos diez segundos, lo cual explica su alto poder adictivo. Se estima que, en promedio, un cigarrillo tiene un gramo de este componente.

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"La nicotina estimula la liberación de dopamina a nivel cerebral, lo que provoca una sensación de placer. Luego de repetidas dosis nicotínicas, el sistema nervioso sufre un acostumbramiento a ella, es por eso que cuando el cerebro cesa de recibir dicha sustancia, se produce un síndrome de abstinencia", explicó el Dr. Darío Fernando Marsicano, presidente de Cienta (Centro de Investigación de Enfermedad Crónicas No Transmisibles).

Pero no es sólo eso. También contienen alquitrán, cuyos restos quedan depositados en el pulmón, obstruyen los bronquios y afectan la respiración. Es el que contiene la mayor cantidad de sustancias cancerígenas y radioactivas, responsables de múltiples enfermedades asociadas al tabaco.

 El papel de envoltura es una fuente importante de monóxido de carbono. "El alquitrán es un residuo negro y pegajoso que contiene miles de sustancias químicas que se desprenden en el humo del cigarrillo", precisó Angel. Ese mismo humo, posee unos 7000 componentes, de los cuales casi 70 son sustancias que producen cáncer y otros pueden ser tóxicos para el cuerpo humano.