Los síntomas residuales que exponen a una recaída son aquellos síntomas que persisten pese al tratamiento: la evidencia científica demuestra que los asociados al ámbito cognitivo son un aspecto usualmente dejado de lado en los tratamientos. El mayor esfuerzo suele estar en aliviar y recuperar a los pacientes de las alteraciones emocionales (sentimiento de tristeza, reducción de la capacidad de goce) y físicas (alteración del sueño y pérdida de energía). Los síntomas cognitivos se refieren a la lentitud en el pensamiento, el lenguaje, disminución de la concentración, la incapacidad de tomar decisiones en entornos cambiantes y la disminución en la capacidad de aprendizaje y memoria.
El conjunto de algunos de estos síntomas cognitivos representan fallas en la función ejecutiva del paciente, es decir en la función directiva, gerencial y rectora del sistema nervioso, como si fuera el "procesador central" del cerebro que, cuando falla, la persona no logra desempeñarse exitosamente en su día a día.
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