La estrategia fue implementada con el propósito de acomodar los números y sincerar la economía. Aunque en ella también hay margen para apuntalar una apuesta futbolística. San Lorenzo optó por no entrar en el mercado de pases, dejó de lado el verbo reforzar y, en cambio, busca potenciar a futbolistas que llegaron en el receso anterior y que no tuvieron mucho rodaje y también a varios juveniles a los que Claudio Biaggio conoce de su etapa de formador.
Dentro de este contexto los nombres apuntados son varios. Como Rubén Botta, Alexis Castro, Nicolás Reniero, Robert Piris da Motta, Marcos Senesi, Jonás Acevedo, Franco Moyano y Elías Pereyra, entre otros, mientras espera por los regresos de Bautista Merlini y Franco Mussis.
En febrero del año pasado, San Lorenzo desembolsó un millón setecientos mil dólares para adquirir el pase de Rubén Botta. Nunca, lesiones mediante, encajó en la idea de Diego Aguirre, pero el Pampa Biaggio, como hizo con Ezequiel Cerutti, le cambió la función. Lo ubica como mediapunta, detrás del nueve y para que tenga más presencia de área.
En julio de 2017 y por un millón doscientos mil dólares por el 70 por ciento de la ficha, llegó Alexis Castro. Con un buen antecedente en Tigre, joven y con poder de reventa, también se presenta como una alternativa importante.
Con Nicolás Reniero, fogueado en Almagro, Nicolás Blandi sabe que puede tener competencia si se relaja. El entrerriano tiene olfato y ante el Halcón metió dos goles bien de “9”.
Hace ya dieciocho meses llegó Robert Piris da Motta. El paraguayo, de apenas 23 años, cuenta con rodaje en su selección y fue el motivo central para que no se concrete la vuelta de Néstor Ortigoza.
Desde la cantera se abrió paso la ‘97. Con Gabriel Rojas (el “3” titular) y Marcos Senesi (futuro europeo a corto plazo) a la cabeza y con Franco Moyano, Jonás Acevedo y Emanuel Maciel buscando su espacio.