Al margen del tradicional juego, aún su reglamento y el criterio de cómo disputarlo permite entender por qué sobrevive al paso del tiempo. Aquí, una guía para recuperar confianza y, por supuesto, la puntería necesaria.

Alguna vez Alejandro Dolina publicó en sus crónicas del barrio de Flores un análisis sobre la dramática desaparición del juego de las bolitas. Y es verdad. La tecnología ha eliminado en gran parte a un montón de juegos y actividades fenomenales. Vamos a recordar hoy cómo se juega o se jugaba a la bolita.

La cancha: consiste en cualquier superficie que permita el deslizamiento de la bolita. No tiene límites.

Se realiza un orificio en el terreno, aproximadamente del diámetro de la bolita más grande, el bolón. Este orificio se denomina “opi”. A más o menos a 5 pasos del opi, se traza una línea de unos tres pasos de largo. Es la línea de tiro. Pueden participar dos o más jugadores. Cada jugador utiliza exactamente una bolita. Los jugadores deciden un orden. Las apuestas, en aquellos tiempos hermosos que vivimos, eran generalmente las mismas bolitas.

El objetivo del juego es embocar la bolita propia en el opi y quiñar o quemar las otras bolitas. Eso significa pegarle a otra bolita con la propia. Cuando un jugador emboca la bolita, tiene el opi. Cuando un jugador quiña la bolita de otro, tiene la quema. El jugador que tiene el opi, se hace acreedor de cada bolita que haya quemado. El orden entre opi y la quema no es relevante.

¡A jugar! Los jugadores se paran en la línea de tiro. Uno a uno van lanzando sus bolitas, tratando de colocarlas en el lugar más cercano al citado agujero o de quiñar alguna bolita. Esto es de capital importancia, pues después del tiro de salida, el primero en jugar será quien se encuentre más próximo al hoyo. Si un jugador emboca su bolita en el primer tiro, automáticamente ganará la ronda y se hará acreedor de las bolitas de sus contrincantes.

Si ninguno emboca desde el tiro, el jugador que tenga la bolita más cerca del opi continúa, y así sucesivamente.

De este modo, si uno observa que el jugador anterior ha conseguido “arrimar” demasiado bien, mejor será que no trate de superar esa marca y busque los lugares más seguros de la cancha. El objeto del juego, aclaremos, es embocar en el hoyo y hacer impacto en las bolitas de los contrarios (“quema”). Los jugadores “quemados” van egresando del juego y pagando a quien los quemó. Cuando queda solamente uno, termina la ronda y comienza otra. Cada participante va evolucionando con su bolita conforme a una cierta estrategia.

Algunos persiguen a su presa y se van acercando cada vez más, aun a riesgo de quedar ofreciendo un blanco fácil. Otros buscan siempre los lugares lejanos y hacen tiros largos. Si una bolita sale fuera de la cancha debe permanecer en el lugar donde ha quedado para que los otros jugadores le tiren, si así lo desean. Al corresponderle nuevamente el turno, el jugador podrá efectuar su tiro desde cualquier punto de la línea atravesada por su bolita al salir. Quien haga opi se hará acreedor de las bolitas del resto

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