Las hay bellas, exigentes, cariñosas, obsesivas. Y en el juego también hay variantes para las damas. En estas versiones se disputan entre dos rivales, sin límites de esfuerzo. De hecho, tal competencia incluye hasta chicos de seis años. A capturar e inmovilizar al oponente.

En esta oportunidad nos referiremos a las que se juegan en diagonal y en pirámide, dos juegos atractivos y sencillos. El tiempo de juego para ambos es de media hora aproximadamente. Se desarrolla entre dos rivales y los elementos son: un tablero de 64 casillas alternando el color blanco y el negro, y 24 fichas, 12 de color blanco y 12 de color negro, que sólo se mueven por las zonas oscuras. Se puede jugar a partir de los 6 años.

Recordemos que el juego de las damas apareció en el siglo XII, en Europa, cuando se fusionaron tres juegos: las fichas de las tablas, el tablero de ajedrez y los movimientos del alquerque. Antes de ser bautizado como damas, se llamó fierges, derivado del término fers, que era la denominación por la cual se conocía a la reina del ajedrez. En sus orígenes, las reglas de juego eran muy diferentes.

El objetivo es capturar todas las fichas del oponente o inmovilizarlas de manera que no puedan moverse sin ser capturadas. Y, a la vez, llevar las fichas al lado opuesto del tablero para conseguir que sean coronadas reinas. En las "Damas en diagonal" se colocan las fichas en el tablero comenzando desde la esquina, de manera que las propias diagonales negras se convierten en las filas de juego. Así, en la primera fila habrá dos fichas, en la segunda, cuatro, y en la tercera, seis, quedando una única hilera diagonal vacía entre ambos contendientes.

Por otra parte, en las "Damas en pirámide", en el tablero de 64 casillas, cada jugador coloca 10 fichas en forma de pirámide: a partir de la esquina inferior izquierda (negra) y sólo en las casillas oscuras, cuatro fichas en la primera, tres en la segunda, dos en la tercera y una en la cuarta. En la situación de apertura no queda ningún espacio vacío entre los jugadores. El objetivo es situar todas las fichas en la pirámide contraria. Las fichas se mueven en diagonal, una casilla cada vez, pero no capturan. Se pueden saltar fichas contrarias, no las propias.

Recordemos que la fase inicial se caracteriza por la captura ficha-ficha y el juego está alternativamente en manos de uno y de otro. Es preferible guardar las propias damas y moverse hacia el centro del tablero, que es donde tienen mayor movilidad. Desplazar de inmediato las fichas hacia los extremos del tablero las limita, ya que desde allí sólo podrán moverse en una dirección. Mejor que adoptar criterios de posicionamiento es bloquear el avance del oponente y atraerlo hacia pequeñas trampas. No hay que descuidar la última fila propia; si una ficha adversaria llega hasta ella, será coronada reina. Para evitarlo es preferible mantener ocupadas sus casillas por las propias fichas el mayor tiempo posible. Este 'puente' bloquea el avance enemigo.

Termina: cuando un jugador ha capturado todas las fichas del oponente o cuando el otro no puede realizar ningún movimiento; empate, si ningún jugador puede ganar.

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