Eloy Pereira, la juventud de un Talleres enfocado en la B
De paso por Lanús y Banfield en las inferiores, en el Albirrojo recaló para saltar al profesionalismo, donde mostró su mejor versión y se convirtió en pieza clave para conseguir el ascenso de categoría.
Supo caminar sobre la delgada línea que de un lado tiene el triunfo y del otro, el abismo. Hizo equilibrio durante varios meses, aguantó todo lo que parecía venirse, y hoy aquello es sólo un recuerdo. Para Eloy Maximiliano Pereira, acaso la revelación de la versión 2015 de Talleres, todo es felicidad por estos días y él, con esa humildad que sólo los grandes de verdad pueden mostrar, se sonroja y aclara: "aun no caigo".
Todavía le cuesta creer lo que consiguió, ese ascenso a la B Metropolitana, y lo aclara con total sinceridad, mientras busca la mirada cómplice de su papá, Daniel, el hombre que junto al resto de la familia lo acompaña desde que se inició en el Club Belgrano de Lanús, en el baby fútbol. Lo que vino después fue Inferiores de Lanús, y con edad de Octava el arribo al elenco de Remedios de Escalada.
Ya en Cuarta tuvo un paso por Banfield y la Selección Argentina, primero del Ascenso, y luego la Sub 20 que manejaba Walter Perazzo. Las vueltas de la vida hicieron que retornara al Albirrojo, y de allí en más ese típico camino sinuoso que a punto estuvo de relegarlo del sistema. Pero el protagonista, acaso en lo más íntimo de su ser, sabía que debía esperar. Por eso este logro le da doble alegría, y así lo expresa: "Es verdad, me cuesta caer, pero van pasando los días y voy comprendiendo que obtuvimos para Talleres el merecido ascenso que se le venía negando hace años al club".
A la hora de hablar de las claves por las cuales se ganó el Reducido, manifestó: "No dejar de lado la intención que tuvimos desde que se inició el campeonato y que el entrenador nos inculcó aún cuando nos caímos de la punta y tuvimos que despedirnos del ascenso directo". Sobre ese golpe, y lo significó jugar después en mano a mano teniendo mucho más que perder que de ganar, el joven marcador nacido el 12 de marzo de 1993 en Avellaneda, enfatizó: "Sabíamos que estábamos haciendo bien las cosas y que por más que no habíamos sido campeones, debíamos dedicarnos a disfrutar lo que se venía, convencidos en nosotros mismos".
Ya en el plano personal, el estandarte mira de reojo el futuro, no a corto plazo si no a la distancia. Así, sólo se anima a decir que "espero poder seguir creciendo y aportar mucho para Talleres en la B, el torneo que mínimamente debe jugar esta institución".
Familia
La humildad y saber ser agradecido son los dos pilares en los que se basa Eloy Pereira en busca de su éxito. Es que su futuro en Talleres estuvo a punto de frustrarse, y si ello hubiera ocurrido, acaso nunca más hubiera pisado un campo de juego. "Hace un poco más de un año estaba casi a la deriva, ya que no sabia si me quedaba en la institución, si quedaba libre y mucho menos si seguía jugando, y hoy dos campeonatos después estoy viviendo esto que muchos jugadores ni en toda su carrera llegan a vivir", sentenció el protagonista.
Los que siempre estuvieron cerca, para el estandarte, fueron los siguientes: "Mis padres, Daniel y Marcela, mis hermanos Cristian y Ezequiel, mi tío Armando, lamentablemente fallecido, y la abuela Hebe, del Club Belgrano, a quien siempre he seguido visitando y que sé que en el cielo también ella está festejando conmigo, al igual que mi tío".
Sobre estas personas, manifestó que siempre "fueron incondicionales". "No me van alcanzar los años para devolverle todo lo que hicieron por mi, por eso esto es para ellos", resaltó.
Pero no fueron ellos los únicos destinatarios de tanto agradecimiento, por lo que amplió: "También se lo agradezco a todo este grupo que dejó la vida siempre para lograr el objetivo que nos habíamos planteado y estuvo siempre con la cabeza en alto sin aflojar nunca".
Y añadió, certero: "Gracias a todas esas personas que siempre están apoyando y tirándome buena onda".
Selección
Los picos en la carrera de este hoy más que feliz Eloy Pereira, no sólo por el éxito logrado sino también porque íntimamente sabe que cumplió con las expectativas despertando la admiración del exigente hincha, incluyen un paso por Banfield, y la Selección argentina. "Cuando empezaba el primer año de Cuarta, Talleres me cedió al Taladro para que pudiera mostrarme en Reserva, pero lamentablemente el equipo descendió a la B Nacional, y como en esa divisional no hay, me quedé sin esa chance", señaló.
Esto no fue todo, ya que tuvo la oportunidad de jugar en el combinado nacional del Ascenso y así lo recuerda: "Jugué dos años y medio en esa Selección con Guillermo Nicosia como entrenador, y eso me valió que me vieran y me llevaran a la Sub 20 cuando Walter Perazzo era el técnico".
Lindos recuerdos le dejó esa parte de su corta carrera, manifestando que "ahí aprendí mucho, y hasta me tocó varias veces ser sparring de la selección mayor, algo que jamás me voy a olvidar". A fin de cuentas un cúmulo de logros que el joven futbolista de la región supo desandar, hasta llegar a este presente cargado de satisfacciones al devolverle a Talleres un ascenso tras casi 28 años de sufrimientos.