Fue el 26 de abril de 1991, cuando el país se conmocionó con la imagen del astro saliendo esposado de un departamento de la calle Franklin en Caballito, acusado en una causa por tenencia de drogas.

Ese 26 de abril de 1991 todo un país quedó paralizado. Nadie podía creer lo que veían sus ojos: el ídolo deportivo era llevado esposado por personal policial, acusado por tenencia de drogas. Una vez más Diego Maradona iba a ser tapa de todos los diarios del mundo, pero esta vez no por sus proezas futbolísticas, sino por un hecho de tinte policial.

La policía había encontrado a Maradona, dentro de un departamento, en posesión medio kilo de cocaína, pero la jueza del caso lo desmintió más tarde. Otras fuentes afirmaron que la detención ocurrió dentro de una operación policial de seguimiento del narcotráfico que duraba ya varios meses y en el que una mujer había sido utilizada como celada.

Lo cierto es que el departamento de la calle Franklin, en el barrio porteño de Caballito, estaba bajo observación desde hacía tiempo.Casi cuatro horas duró la acción de los agentes que concluyó con la detención de Maradona como sospechoso de un delito relacionado con el consumo de droga, según confirmó más tarde la jueza federal interviniente, Amelia Berraz.

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A media tarde, las radios comenzaron a desplazar sus unidades móviles a las inmediaciones del lugar y comenzaron la retransmisión de los hechos como si se tratase de un partido, incluidos los errores en la identificación de los protagonistas. Así, alguna emisora anunció la entrada al departamento donde se hallaba detenido Maradona de Guillermo Cóppola. Pero Cóppola se encontraba en su casa y a través del teléfono pudo aclarar la situación.

Según las primeras versiones, la policía detuvo a Maradona en un departamento de una sola habitación y en su interior también había dos amigos, que quedaron detenidos. Las versiones, que circularon por doquier, dan cuenta de que, cuando llegaron los agentes, se lanzaron por la ventana paquetes que contenían droga y cayeron sobre un quiosco.

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Maradona salió conducido por la policía en medio de un gran tumulto. Iba vestido con pantalones vaqueros, un buzo de color gris y llevaba barba de varios días. Pudo sonreir mientras docenas de personas concentradas en la zona coreaban '¡Diego, Diego! '. El primer intento de conducir hasta un vehículo policial a Maradona fracasó y hubo que repetirlo unos minutos después.

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Maradona luego fue derivado a los viejos Tribunales de la calle Talcahuano, donde pasó todo el sábado, hasta que se pagó la fianza de U$S 20.000 y logró su libertad. Allí fue a su domicilio de Avenida del Libertador y Correa para reencontrarse con su esposa Claudia Villafañe y sus hijas Dalma Nerea y Gianina Dinorah, de 4 y 2 años respectivamente en ese oscuro abril de 1991.

Y a partir de ese momento se comenzaron a tejer un sinnúmero de versiones en torno a cómo se enteró la prensa de la inminente detención del astro futbolístico y si no hubo una fuga de información por parte de las autoridades del gobierno nacional.

 
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