Según el texto, los tratamientos destinados a personas menores de edad que no se identifican con el género asignado al nacer pueden acarrear consecuencias como “infertilidad o esterilidad, disfunción sexual, alteración de la densidad ósea, impactos cognitivos indeseables, enfermedades cardiovasculares, trastornos metabólicos, psiquiátricos, complicaciones quirúrgicas y arrepentimiento”.