La llegada de las vacaciones de verano es uno de los momentos más esperados del año, aunque para algunos supone un dolor de cabeza decidir qué plan familiar será el mejor para cada uno de sus integrantes: ¿salir juntos?, ¿adónde?, ¿los jóvenes emprenderán su primera experiencia solos?, ¿los abuelos se quedarán en su casa con una persona que los acompañe?

Argentina se encuentra en una etapa de envejecimiento avanzada. Según el Censo 2010, el porcentaje de población de 60 años y más representa el 14,3% del total de población del país.

De esa franja etaria, el 49,9%, (5 de cada 10 personas mayores), reside en hogares multipersonales mixtos, es decir, convive en grupos familiares integrados también por miembros de menor edad. El 19,5% de las personas mayores vive sola y el 30,6% convive únicamente con otras personas mayores. (ODSA-UCA, 2014).

De allí surge entonces la duda de incluir a los “adultos mayores” (madre, padre, los abuelos y por qué no los bisabuelos) en sus proyectos u optar por salidas separadas. El temor ante la desprotección de quienes se quedan en sus casas también hace transitar con culpa esta época del año y hace pensar en opciones más creativas. Argentina tiene una de las poblaciones más envejecidas en América latina, un 13,6% en las regiones urbanas supera los 65 años y la tendencia va en aumento: para el 2050 un cuarto de la población argentina tendrá más de 60 años. Por ello, no son pocas las familias que cuando llega el buen tiempo comienzan a preguntarse qué hacer para que todos puedan disfrutar de acuerdo a sus necesidades.

A las alternativas lógicas de cuidados en la propia casa con una asistente geriátrico o enfermera, la tecnología ha sumado la posibilidad de incluir la teleasistencia para garantizar la seguridad de ese adulto mayor. Sin embargo, a la tranquilidad y la compañía, habría que sumarle el disfrute y el verde para que sean vacaciones. Surgen así las estadías breves con actividades recreativas en las residencias modelo para el cuidado del adulto mayor, algo habitual en países europeos, que comienza a desarrollarse en el nuestro.

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“En realidad hemos pensado este servicio como una forma de dar respuesta y tranquilidad a toda la familia que viaja en esta época del año. Todos necesitamos un poco de descanso y también sabemos que la falta de acondicionamiento en servicios turísticos puede ser un obstáculo para que los mayores y la familia disfruten sus vacaciones”, destaca Marcelo Rohr, Director de Hirsch, centro para adultos mayores y rehabilitación. “Hace muchos años que aprendimos a pensar en nuestros mayores, pensando también en sus familiares que los cuidan. La vida moderna hace que muchas veces debamos o queramos viajar por algún tiempo. Bien sabemos que en nuestros viajes de trabajo toda nuestra energía está puesta en la tarea y no podemos ocuparnos de alguien más. Cuando vacacionamos, muchas veces los destinos que elegimos o los medios de transporte no son los suficientemente amigables para las personas mayores. Este tipo de soluciones posibilitan que quienes vacacionan aquí sigan teniendo su independencia, acompañados por gente de su edad, y con accesibilidad integral garantizada en la piscina, el parque, el quincho, el gimnasio, y cada uno de los sectores, atendidos en todo momento por profesionales a su disposición”, afirma Marcelo Rohr.

Las “estadías breves” surgieron creativamente para aportar una solución a quiénes desean respetar los tiempos y las necesidades del adulto mayor, junto a pares, con actividades recreativas y de esparcimiento, con equipos médicos y sociales de los mejores de Argentina, y disfrutando sus días al aire libre, en la pileta si así lo desea, o caminando por un gran parque de cuatro hectáreas.

Las “estadías breves” ya han sido tomadas por agencias de Turismo, como la solución alternativa para que los familiares adultos mayores que no viajen puedan gozar de unos merecidos días de descanso.

Y esto no se reduce sólo a la temporada estival. También se puede optar por una corta estadía cuando el personal permanente de cuidado a los adultos mayores en su domicilio debe ausentarse temporalmente o debe tomarse su receso de vacaciones o licencia.

La Licenciada Mercedes Olmedo, (MN 751), explica que “son muchos quienes utilizan este servicio fuera de las vacaciones, se solicitan en fines de semana largos, o por viajes de negocios, o simplemente porque entienden que es un buen momento para que el adulto mayor pueda ‘descansar’, sin tener que preocuparse por ir al médico, recordar su medicación o hacer tareas domésticas”.

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