Los habitantes indígenas de un pequeño pueblo pesquero en el sur de México repitieron, como hacen cada año desde hace siglos, la boda simbólica entre su alcalde y un pequeño cocodrilo con el objetivo de que les traiga suerte en su relación con la naturaleza. El novio Joel Vásquez Rojas, que también es alcalde de San Pedro Huamelula, dijo que los indígenas chontales que habitan la región "vienen a dejarla en prenda para que se dé la armonización del medio ambiente con el eje de autoridad".
La intención del ritual nupcial entre lagarto y alcalde es "dar gracias a Dios y se le hacen peticiones por las lluvias, germinación de las semillas, las cosechas, la paz y la salud de campos y animales", explicó Jaime Zárate, cronista oficial del pueblo. En el lugar se asocia a los cocodrilos con agua y pescado, elementos centrales del sistema productivo.