Los vecinos de un barrio periférico de Añatuya, en Santiago del Estero, padecen de un tiempo a esta parte una singular situación que los atemoriza e inquieta toda vez que extrañas circunstancias se manifiestan en la zona, en especial cuando cae la noche, y que algunos atribuyen a la presencia del Almamula.

La sucesión de episodios tiene correlato con un episodio realmente impresionante que tuvo lugar el primer sábado del año y fue percibido en distintos puntos de la ciudad cuando, cerca de la madrugada, gritos escalofriantes y desgarradores ganaron el espacio añatuyense.

Para la gran mayoría de los testigos auditivos de ese hecho, las características del caso se asocian con el Almamula, un ser mitológico inserto en las creencias santiagueñas que encarna a una mujer condenada por Dios que purga sus pecados convertida en un suerte de animal temible que hasta puede llegar a matar.

La leyenda del Almamula, también conocida como la Mulánima, se erige en torno a una mujer que tuvo relaciones incestuosas con su padre y su hermano, y más tarde, incursionó en la alcoba del cura del pueblo donde residía, lo que le valió el castigo divino nunca redimido porque la pecadora jamás se arrepintió de sus faltas carnales.

Los gritos escuchados en distintos barrios de Añatuya hace dos semanas tienen que ver con lo que el mito cuenta: la condena que cayó sobre esa mujer la convirtió en una suerte de mula de pelo color plomo que corre arrastrando dos cadenas como freno que le causan un dolor insoportable y dan motivo a sus escalofriantes alaridos.

La leyenda apunta que la enloquecida carrera del Almamula, en la que va echando fuego por la boca y los ojos, termina frente a una iglesia para desde allí, reiniciar su tormento eterno.

Aquella manifestación nocturna, según una crónica de Nuevo Diario, de Santiago del Estero, tuvo lugar en barrios como Obrero, Tiro Federal y Rosso, lugares en los que los viejos residentes aseguran que no es algo novedoso y que sí guarda similitud con los relatos que escuchaban cuando niños de sus mayores.

Sumidos en el miedo

Sin embargo, la situación en el barrio La Leñera, tiende a ser más grave. Allí los vecinos denuncian que no solo el grito desesperado del Almamula los perturba sino también la presencia de una animal de cuatro patas, como si fuera un perro negro de casi un metro de alzada, que se aparece de repente en la oscuridad con una postura amenazante.

Un video periodístico subido YouTube por Walter Gómez, Luis Toledo y Carlos Quinteros Fernández da cuenta de los temores que invaden al barrio a los que se suman otra característica no menos aterradora: una sombra indefinida que también en la oscuridad suele acechar a los atribulados transeúntes del lugar surcado por calles de tierra.

'La sombra siempre te aparece de detrás y acá en el barrio queremos saber de dónde viene o qué es' afirmó uno de los habitantes del lugar que aportó que más allá de la línea de casas, donde empieza dominar el descampado, es el ámbito de donde suelen provenir los gritos desgarradores y los ruidos de cadenas que sugieren que el Almamula está por ahí, quizás mucho más cerca de lo que suponen.

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