El licenciado dice que su función no es encontrar culpables, y que las parejas no necesitan saber las causas de la situación sino que los ayuden a salir de ella.

Un día, el licenciado Gabriel Cartañá habló al aire en el ciclo radial de Beto Casella. Otro día apareció en Bendita por canal Nueve. Después estuvo en varios programas más de televisión: con Doman, en Implacables con Roccasalvo, Informadísimo (Canal Magazine), Despedida de solteros (Telefé)... Sin embargo, para el público ya es “El psicólogo de Bendita”, y el disfruta de ese cartel. Este año, a través de Editorial Planeta, publicó su primer libro: “¿Por qué somos así?” (con prólogo de Casella). Pero además estrenó su unipersonal “Cuando la terapia no alcanza” en el Teatro Gran Rivadavia de Floresta, misma obra que presentará el domingo 29 de octubre en el Teatro Don Bosco de Bernal.

—¿Cómo podés describir tu libro?

—El libro es una recopilación de textos que yo ya había escrito. La Editorial Planeta me propuso seleccionar los temas que ya me interesaban e hice una selección sobre los temas que más consulta la gente en terapia: los vínculos, la soledad, la angustia, el cambio, las relaciones tóxicas, la muerte, el proceso de la felicidad. Son doce capítulos. Cada uno es un tema específico. Primero le explico a los lectores por qué les pasa lo que les pasa y después hoy algunos consejos sobre qué hacer para dejar que les pase. Yo siempre digo que es un error querer saber el porqué suceden las cosas. Cuando algún paciente me lo consulta, uso esta metáfora: “Imaginate que estoy en un bote remando y me encuentro contigo que te estás ahogando y mientras tragás agua me preguntás por qué te estás ahogando. Yo puedo explicarlo, hasta científicamente con la Ley de Arquímedes. Pero por saberla, no te vas a salvar. Mejor es tirarte un salvavidas o enseñarte a nadar”. Saber a los culpables y los por qué solo nos sirve a los psicólogos, pero no a los pacientes. Incluso, cuando vienen parejas por engaños, es irrelevante saber quién engañó, sino cómo salimos de ella. Perdonar es muy difícil. Ahora, si quieren encontrar a un culpable, vayan a buscar a un sacerdote, a un rabino o a un juez. Mi trabajo es encontrar las soluciones.

"Yo siempre digo que es un error querer saber el porqué suceden las cosas"

—¿Y cuáles son algunos esos tips que vos das?

—Por ejemplo, explico la diferencia entre error y fracaso. No son sinónimos. El error tiene que ver con el hacer y el fracaso, con el no hacer. Y pongo el ejemplo de Edison cuando creó la lamparita. Luego de que la creó, fue un periodista a entrevistarlo. Le explicó que había experimentado durante dos años y que en el prueba 2.154 la lamparita se encendió. El periodista le valoró: “Qué persistente que es usted. Haber fracasado tantas veces y seguir adelante...”. “No, no...”, respondió Edison, y agregó: “Yo no fracasé. Ni una vez. Fueron 2.154 pasos los que tuve que hacer. Un error no es el fracaso”. Ese cuento se aplica así: hace muchos años se creía que la recaída en el alcoholismo era un fracaso. Después se avanzó en la psicología y a la recaída hoy se la ve como un error en el tratamiento.

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—¿Qué repercusiones tuviste?

—Me sorprendieron. Yo cuento anécdotas personales y lo que generé fueron emociones aunque yo no la había imaginado así. Pretendía despertar ideas, pero algunos capítulos generan emociones. También me han ponderado que las cosas complejas las hago sencillas. De hecho, la bajada del título de tapa es “cuando lo simple se hace difícil”. Ahí hay otro error de palabras que habitualmente se usan como sinónimos. Simple y fácil no son sinónimos. A veces lo simple es complicado de hacer. Es difícil decirle a alguien “no te amo más” y entonces las personas dan vueltas para hacerlo.

—Hablanos ahora sobre tu obra unipersonal “Cuando la terapia no alcanza”.

—El título está mal. Y eso lo digo en la obra apenas empieza. En realidad la terapia alcanza, lo que no alcanza es ir al psicólogo. La vida acontece en la vida, no en una charla de una hora semanal. El ludópata no juega a las cartas conmigo, el alcohólico no bebe en terapia, el golpeador no pega y la mujer infiel conmigo no se acuesta... Hacer terapia se hace durante la vida. En la sesión solo se hace una pausa y se corrigen algunas cosas. Son siete actos. En cinco interactúo con el público. Cuando llega al teatro, la gente anota preguntas en un papel y yo respondo las que puedo en el escenario.

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