Una palabra, para algunos nueva, resuena en las conversaciones entre psicólogos y pacientes: resiliencia. Una fuerza muy humana que nos impulsa a reponernos ante la adversidad, a salir del pozo en el que sentimos caer ante la adversidad.
La resiliencia es la capacidad que tenemos los seres humanos para enfrentar el infortunio y lograr adaptarnos y superar bien los problemas de la vida. Es la fuerza que nos impulsa a salir del pozo en el que sentimos caer ante la adversidad, es la entereza más allá de la resistencia. Porque si bien implica enfrentar la adversidad, también es proyectarse en el futuro saliendo fortalecidos y alcanzando un buen estado personal.

Ser resiliente no implica no sentir dolor o malestar emocional, por el contrario, es tener elementos para poder sobreponerse.

La resiliencia es una capacidad, es un conjunto de actitudes, de conductas, de formas de pensar. Son recursos a los que cada uno puede echar mano, incluso sin saber que poseía esa capacidad. Los especialistas afirman que cualquier persona puede aprender y desarrollar la resiliencia.

Según un artículo publicado por la Asociación Americana de Psicología, existe una combinación de factores que contribuyen a desarrollar la resiliencia: "Muchos estudios demuestran que uno de los factores más importantes en la resiliencia es tener relaciones de cariño y apoyo dentro y fuera de la familia. Relaciones que emanan amor y confianza, que proveen modelos a seguir, y que ofrecen estímulos y seguridad, contribuyen a afirmar la resiliencia de la persona. Otros factores asociados a la resiliencia son: la capacidad para hacer planes realistas y seguir los pasos necesarios para llevarlos a cabo. Una visión positiva de sí mismos, y confianza en sus fortalezas y habilidades. Destrezas en la comunicación y en la solución de problemas. La capacidad para manejar sentimientos e impulsos fuertes. Todos estos son factores que las personas pueden desarrollar por sí mismas".

Asimismo, la Asociación Americana de Psicología recomienda para construir o desarrollar esta capacidad:

*Es importante establecer buenas relaciones con familiares cercanos, amistades y otras personas importantes. Aceptar ayuda y apoyo de personas que lo quieren y escuchan, fortalece la resiliencia.

*Para algunas personas, participar en grupos de la comunidad, les provee sostén social y les ayudan a tener esperanza.

*Ayudar a otros que necesitan también puede resultar un beneficio para sí mismo.

*Evitar ver las crisis como obstáculos insuperables, no se puede evitar que ocurran eventos que producen mucha tensión, pero sí se puede cambiar la manera como se los interpreta y como se reacciona ante ellos.

*Tratar de mirar más allá del presente y pensar que en el futuro las cosas mejorarán.

*Observar si hay alguna forma sutil en que uno se sienta mejor, mientras se enfrenta a las situaciones difíciles.

*Aceptar que el cambio es parte de la vida, es posible que como resultado de una situación adversa no sea posible alcanzar ciertas metas.

*Aceptar las circunstancias que no se pueden cambiar puede ayudar a enfocarse en las circunstancias que sí se pueden modificar. i

Fuente: Asociación Americana de Psicología.

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