¿Quién no deseó alguna vez ver reunida a su banda preferida de los años '60 y '70 con su formación original? En muchos casos el paso del tiempo y las tantas y dolorosas muertes que el rock sufrió en los casi últimos 50 años, haría imposible dicho sueño.
Tal vez ese mismo deseo haya pasado por la cabeza del guitarrista y cantante Neal Schon cuando años atrás le propuso a Carlos Santana volver a tocar juntos y éste redobló la idea y sugirió rearmar el Santana original, aquel que a fines de los años 60 sorprendió al mundo de la música con la fusión de rock con ritmos afros y latinos y a partir del trampolín que significó su actuación en el Festival de Woodstock, en 1969, alcanzó fama mundial.
A 41 años de la salida de Santana III (1973), la última grabación con la formación original integrada por los citados Carlos Santana (guitarra y voces) y Neal Schon (guitarra, voces) más Gregg Rolie (teclado, y voz principal), Michael Carabello (percusión) y Michael Shrieve (batería) aquel deseo se hizo realidad y con el aporte de dos actuales miembros de Santana, como el percusionista Karl Perrazzo y el bajista Benny Rietveld y junto al cantante Ronald Isley como invitado en dos canciones, después de dos años de ensayos y grabaciones, finalmente Santana IV vio la luz pudiendo afirmar que se trata del mejor disco de Santana en los últimos 20 años.
Las 16 canciones que lo componen tienen de todo: rock, blues, jazz, bossa, psicodelia y ese toque afro-latino que es marca de fábrica y que en los últimos años había desaparecido de los discos del virtuoso guitarrista, más inclinado al pop a partir del exitazo que significó Supernatural (1999) en su carrera, aquel multipremiado álbum en colaboración con un seleccionado de artistas que le valió ser 15 veces disco de platino en EE.UU., ganar 9 premios Grammy y llenarse los bolsillos de dólares.
Los 41 años que separan Santana III de este trabajo son muchos pero la magia y la estatura artística de estos músicos logró que el paso del tiempo no haya mermado un ápice el nivel de la obra. La conexión entre los miembros originales, más el aporte de los invitados, logró el resultado soñado por todos: artistas y oyente. Difícilmente alguien sienta que esta reunión es un mero recurso comercial porque hubiera sido más fácil juntarse y regrabar aquellos himnos setentistas. Nada de eso. Las 16 canciones de Santana IV son nuevas y fueron escritas para la ocasión. Alcanza con escuchar los primeros acordes de "Yambu", con esos timbales afros y la viola de Carlos Santana (¿hace falta recordar su estatura como guitarrista?) para saber de qué viene la cosa: es aquel mismo Santana pero con un sonido actual, aggiornado y sencillamente encantador. Varios momentos del disco nos llevarán de manera mágica a las primeras épocas del grupo. Cuesta encontrar entre tantas canciones alguna que esté de más. Y si bien el éxito hubiese estado asegurado con las primeras 10 ó 12, estamos ante una obra candidata a estar entre los mejores discos del año y con un abanico de géneros sorprendente.
Santana rockea y se pone potente en "Skate It"; hace que "Anywhere You Want To Go" nos lleve a recordar a "Black Magic Woman"; en "Filmore East" la psicodelia aparece de la mano de una improvisación que invita a creer que en vivo puede durar el tiempo que la banda desee. El tandem de "Love Makes The World Go Round" y "Freedom in Your Mind" (ambas cantadas por Isley) son puro rock & soul. "Sueños" es la balada del álbum y de inmediato nos hace asociarla con "Europa", aunque aquí interactúen una viola acústica y una eléctrica. "Caminando", con el Hammond de Greg Rolie, bien podría ser un tributo a The Doors. "Blues Magic" es otro guiño a "Black Magic Woman" pero en clave blusera. Y hay más y todo de calidad: un instrumental ("Echizo"), un tema pop más cercano al Santana de los últimos años ("Leave Me Alone"), un corte lento que muta en bossa ("You and I") y hasta rock progresivo ("Forgiveness"). Discazo.