Con treinta años, la oriunda de San Fernando volvió a subirse al podio tal cual lo había hecho en Beijing 2008. Aquella vez obtuvo la presea de bronce y llamó la atención por las horas de viaje que tenía desde su ciudad, La Plata, hasta la facultad y, luego, para ir a entrenar.
Lo hacía todos los días. Con los años, logró acomodarse, encontrar mayores facilidades, pero la rutina siempre fue similar. Se recibió de médica en la Universidad de Buenos Aires en 2014. Los libros son sus fieles acompañantes en los viajes. Siempre, al lado del tatami o en la concentración final aparece algún texto vinculado a su profesión.
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Pareto no es una más dentro de la Villa Olímpica. La emoción con la que el reto de sus compañeros festejó el título lo revela. Sentados frente a una TV, la Generación Dorada, los chicos del básquet y muchos más miraron su consagración y festejaron.
Lejos de los escándalos, Pareto siempre tuvo bien en claro su perfil. En un momento se mostró más en los medios de comunicación, como cuando la llamó Susana Giménez. Allí, con toda su frescura, la judoca le dio un golpazo a Miguel del Sel.
Sin embargo, nunca desvió su objetivo y mantuvo cada día el mismo espíritu amateur. Incluso luego del traspie en Londres 2012, torneo al cual llegó lesionada, ella siempre caminó por la misma línea.
Así fue, como 8 años después de su medalla en Beijing, Pareto encontró lo que más buscaba: la medalla de oro.