La Rana, extravertido, desinhibido, lleno de desparpajo,
convirtió en realidad lo que el mismo dijo entre la emoción que no logró dejar de lado, le pareció imposible el viernes: salir campeón de TC.
Ese primer día, reflejó lo que iba a ocurrir el resto del multitudinario fin de semana en el Mouras rodeado por unas 40 mil almas;
Mauro no permitió arriba de su Ford del GPG, primo hermano del Lincoln Sport Group del anmistiado Hugo Cuervo,
que nadie le mojara la oreja, ni se acercara. Determinó tamaña superioridad una final donde lo que no sobró fue emoción; el Ford Nº5 anduvo como una exhalación cada vez que se subió a la pista del Mouras.
Como en 2010, la receta Canapino volvió a resultar exitosa; Mauro ganó la última la que precisaba para calzarse la corona, y cumplió con el requisito reglamentario. Cada vez más jóvenes los dueños anuales del TC, muestra de la renovación, de como cambian los tiempos. Los actuales pertenecen a la generación de pilotos que han apoyado su pasión, capacidad y ganas en los simuladores, en el gimnasio, en la dedicación full time.
¿Mantendrán la vigencia de nombres como Ortelli, Fontana Ledesma, Silva, por citar a cuatro jóvenes veteranos? Vaya, ayer Guille luego de memorable carrera, escoltó a Mauro y hubo que preguntarse que habría pasado si no le llevaba tantas vueltas pasarlo a Diego Aventín, y el sapiente Pato (3ro) volvió al podio para hacer un sandwich de Fores con el Chivo de Ortelli.
Largada y a otra cosaEra sabido que las largadas de las series iban a incidir en la final; como habrá sido que al ganarle la pulseada Giallombardo a Canapino con roce incluido, empezó a torcer la cosa a su favor. Y así como la torció para el lado correcto, muy distinto lo ocurrido a Matías Rossi; en la 2° serie un sutil roce con Fontana, desacomodó la Chevy que se despistó y al volver a pista se lo llevó puesto José Savino de lleno y sin frenar aparentemente. No sólo fue duro el palo para la Chevy, también para el sueño de Matías de conseguir un título que a diferencia de TC2000-Super TC2000, le siguió siendo esquivo.
Si querés llorar...Lloró, gritó; no paró de decir, apenas lo bendijo la cuadriculada; ‘no caigo, no lo puedo creer’, una y otra vez hasta el cansancio. El ‘nene’ como lo definió Ortelli, los había puesto más orgullosos que nunca. Campeón de Turismo Carretera; ‘no lo puedo creer, no caigo’. Dale Mauro, despertate, dejá de soñar, sos el campeón...