En la historia de la NBA jamás un equipo consiguió lo que ya alcanzó Golden State: ganar 15 partidos al hilo en playoffs, arrasar en todas las series sin dejar respirar a sus adversarios. La racha parecía acabarse anoche, en Cleveland, donde lo esperaba LeBron James envenenado, empujado por el apoyo de su público. Al 23 no le alcanzó. Los Warriors lograron una victoria por 118 a 113, puso la serie 3-0 y todo está a punto de acabar.
La profecía de los especialistas cuando comenzó la temporada y decían que el año sería lo que ocurre hasta que Golden State gane el anillo, no estaba equivocada. Kevin Durant le sumó al interesante juego de los comandados por Steve Kerr una dosis violenta de puntos. Anoche hizo 31. Los últimos tres, a falta de 45 segundos para el final, con un triple furioso como una tormenta tropical: corrió de punta a punta, se frenó detrás de la línea de siete metros y clavó una bomba que desorbitó a toda la cancha. James hizo un gesto de fastidio. No entendía cómo había sido capaz de encestar.
Pero la diferencia entre una franquicia y la otra es el juego en equipo. Stephen Curry, la magnífica estrella que dejó atrás su ego y empezó a ocuparse más de mover el balón que de anotarse unidades en la planilla, convirtió 26 tantos, capturó 13 rebotes y repartió seis asistencias. Draymond Green continúa con su genial rol como actor de reparto: sumó ocho puntos, bajó ocho rebotes y cedió siete asistencias.
Cleveland recurrió más de la cuenta a las genialidades de James y Kyle Irving, su base. A los 39 puntos de LeBron, le sumó once rebotes y nueve asistencias. Irving metió otros 38: entre las dos estrellas del equipo sumaron 77 puntos, casi el 70% del total de los dirigidos por Tyroon Lue. Demasiado para ellos, demasiado poco para el resto.
La serie seguirá en Ohio y el próximo enfrentamiento será el viernes a la noche. Sea como sea, este choque está destinado a quedar en la historia: si Golden State gana, será el primer equipo en hacerlo con un pasar perfecto por los playoffs; si Cleveland logra darla vuelta, logrará lo que tampoco nunca nadie hizo: revertir un 0-3. El cuarto juego será clave.