La eliminatoria mundialista por la corona superligero FIB entre Matías y Jukembayev, atempera chances de Jeremías Ponce, que pronto irá por la otra ante Ritson.

Ganó uno. Pero a juzgar por lo que vimos, cualquiera de los dos superaría a nuestros mejores exponentes del boxeo de los 63,500 próximos a una chance mundialista.

Fue una eliminatoria superligero de la Federación Internacional de Boxeo (FIB) entre el 7º y el 8º -menos mal- que se disputó el último sábado en Carson, California, y ni siquiera era la pelea de fondo –que protagonizaron Donaire-Oubaali-.

El 7º del ránking, el pegador boricua Subriel Matías, venció por KOT 8 al hasta entonces invicto kazajo Batyrzhan Jukembayev (8º), en un verdadero peleón de toma y daca donde se impuso quien más pegada tenía, porque ambos aguantaban balas, pero no cañones.

Matías se ganó el derecho a esperar al vencedor entre nuestro Jeremías Ponce (5º), que en un par de semanas (12 de junio) se eliminará ante el inglés Lewis Ritson (6º) de visitante, lo cual equivale más o menos a que deberá noquear para conseguir el triunfo.

Aun así, Ponce jamás enfrentó a nadie como Matías ni como Jukembayev, porque nuestro mercado no ofrece ese nivel. Tuvo problemas contra Leo Amitrano –para muchos perdió- y se fue al piso ante un discreto probador como Jonathan Eniz, originariamente ligero. No hay forma -desde un análisis lógico- de pensar que podrá con Matías, y tampoco contra el kazajo -ojo-, porque pega menos, boxea menos y aguanta menos.

Lo más curioso es que además, cualquiera de los dos protagonistas de la noche del sábado pasado parecen superiores también al propio Josh Taylor, el escocés que unificó las coronas de las cuatro entidades hace una semana; lo hubiesen destronado si lo enfrentaban antes.

El choque Matías-Jukembayev hasta eclipsó la hazaña del filipino Nonito Donaire que a los 38 años se consagró campeón gallo (CMB), convirtiéndose en el más longevo de la historia de la categoría en lograrlo, al vencer por KOT 4 al francés Nordine Oubaali, cuya perla fue la pésima actuación del árbitro Jack Reiss, que debió pararla en el 3º tras la segunda caída del galo al filo de la campana, visiblemente groggy.

Eclipsó también la victoria por puntos del Mayweather de bolsillo, Davin Haney, que retuvo el ligero CMB contra el veterano venezolano Jorge Linares, pese a que terminó agarrando y pidiendo la hora en los últimos 3 rounds donde estuvo sentido por acusar una mano en el 10º. Haney boxea lindo y es de los arrogantes, pero no tiene una mandíbula que lo respalde. Pobre si se le ocurre subir a superligero.

La cuestión es que la esperanza de que Jeremías (actual campeón mundial IBO de la división, entidad de poco predicamento y no reconocida acá) se corone por la FIB prontamente, ahora parece lejana apelando a un análisis realista, sea ante Taylor o ante Matías.

Y por el nivel descubierto, hoy el peso parece también inaccesible para Alberto Palmetta, TNT Maidana, Nino López, y cualquier otro argentino que se ponga, incluyendo a Gustavo Lemos si sube (por ahora sigue como ligero), si quieren llegar “por derecha”.

Salvo un interinato traído de los pelos -quizás por la AMB, afecta a esas cosas-, ya que hay un español perdido por ahí que marcha 7º (Sandor Martin), siempre más facilongos que los de las potencias. Siempre hay una puerta escondida por donde hacer atajo.

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