Este 27 de enero se conmemora un nuevo aniversario de la muerte de la notable escritora Victoria Ocampo. Era una apasionada de los temas espirituales y "paranormales", incluido el fenómeno OVNI.

Innecesario presentar a Victoria Ocampo (Ramona Victoria Epifanía Rufina Ocampo): la escritora, traductora, viajera incansable, creadora de la revista y editorial Sur, primera mujer miembro de la Academia Argentina de Letras, directora del Fondo Nacional de las Artes, vinculada a tantas personalidades de la cultura y la política de todo el mundo.

Empero, hay un perfil de esta notable personalidad muy poco conocido. Nos referimos a su interés por la espiritualidad y los temas que hoy conocemos con la denominación de “paranormales.”

Por lo cual nos ha parecido conveniente – dado que hoy (27 de enero) se están cumpliendo 43 años de su fallecimiento ocurrido cuando contaba con 88 años de edad – indagar al respecto. Los resultados han sido – a la vez – sorprendentes y muy interesantes.

Veamos. Comencemos señalando que el 30 de noviembre de 1961 aparece, por editorial Sur, la primera edición en castellano de “Sobre cosas que se ven en el cielo”, el último libro escrito por Carl Gustav Jung. En el texto se solapa, aprobado por Victoria Ocampo, se lee: “Jung analiza con rigor científico los diversos relatos respecto a ´objetos voladores no identificados´, pasa luego a considerar sueños en los que se manifiestan imágenes que corresponden evidentemente a los platos voladores´ cuya presencia se ha denunciado en la vigilia y examina después composiciones pictóricas vinculadas con la cuestión.” Si. Este libro de Jung trata sobre OVNIS.

Sobre la cuestión de la vida extraterrestre hallamos en “Testimonios VIII” (1969) esta sugerente frase: “Nos convertiremos en lugar de turismo para otros astros (más dignos de sobrevivir), cuyos imprevisibles moradores vendrán a contemplar nuestras ruinas.”

En el mismo libro hallamos – en lo que hace a su correspondencia con Aldous Huxley – referencias a experiencias vivenciales parapsicológicas (en especial, fenómenos extrasensoriales) y de temas espirituales.

Nuestra autora también tenía sus conocimientos en Astrología como surge de estas palabras suyas referentes a la revista Sur: “… una obra común donde mi papel ha sido el de aportar algo proveniente de la casualidad, ese tesón que debo a los signos de Aries y Capricornio.”

Las cuestiones de aquello que la sabiduría popular denomina “sexto sentido” tampoco le fue ajeno. En su ensayo “Tagore en las barrancas de San Isidro” explica que tiene “una despertada intuición que recibo a manera de antena…”

En esa misma obra, hallamos este otro pensamiento que transparenta sus convicciones espirituales: “En el momento en que percibimos que la aparente trivialidad de lo finito es tan falsa como el aparente vacío del infinito, estamos próximos a dar por cierto que todo en la tierra es palabra de Dios.” Y en otra ocasión escribe: “¡ … Dios que no quieres ponerme a cubierto de nada y que no temes ni me reprochas el olvido en que te dejo! ¡Dios que saber que hacia ti sólo vamos por los caminos de la libertad! ¡Dios que me entiende y a quien yo no entiendo!.”

Tan informada estaba sobre los asuntos paranormales que, en una carta al filósofo José Ortega y Gasset (1940), donde le refiere las bellezas y conveniencias de visitar los lagos del sur, agrega: “No me extrañaría nada encontrarme allí con un pleciosaurio…” Victoria conocía esta entre historia/mito/leyenda de la existencia de una familia de criaturas antediluvianas, habitantes en aquellos espejos de agua. Ocampo había leído y estudiado con fruición el libro “An experiment with time” (Un experimento con el tiempo), publicado en 1927 por John William Dunne. Se trata de un texto dedicado al fenómeno parapsicológico de precognición (conocimiento cierto de un hecho futuro que no puede ser conocido por razonamiento, deducción, ni inferencia lógica) y las dificultades que aborda la forma en que los humanos percibimos el tiempo.

También conoció las ideas sobre el karma, aclarando que lo había de tres formas: hereditario, kármico y consciente.

Supo de la primera institución dedicada a la investigación de lo que, por entonces, era conocido como “fenómenos ocultos.” Nos referimos a The Society for Psichical Research, creada en Londres a fines del siglo XIX. La menciona en su libro “Domingos en Hyde Park” (1936) donde también hace menciones sobre la Teosofía, la Antroposofía y el ocultismo. Los nombres de Krishnamurti, Rudolf Steiner y Annie Besant aparecen allí citados.

Uno de sus biógrafos, Adolfo de Obieta (1.-) expresa: “Toda esta temática de la mente, pues, no le era extraña, le era propia. No sólo estaba informada de zonas del oscuro saber o el no saber. Sabía, y acaso había experimentado, que hay muchos mundos dentro de éste y fuera de éste. No falta incluso alguna referencia a episodios espiritistas o enigmas parapsicológicos, y a alguna ´comunicación´, aunque sin hablar de espiritismo ni mayor especificación.”

Podemos convenir en que la espiritualidad y lo paranormal, también fueron parte de los intereses que motivaron, durante toda su existencia, a Victoria Ocampo.

(1.-) de Obieta, Adolfo. Victoria Ocampo. Ediciones Corregidor. Buenos Aires, 2000. Págs. 101 y 102

Antonio Las Heras es doctor en Psicología Social, parapsicólogo, filósofo y escritor. e mail: [email protected]

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