Con sucesos prácticos, concretos, que nos tocan de cerca, el boxeo muestra que llegando a 2020 la vida pasa, las cosas cambian. Crecen, desaparecen, mueren, igual que los preconceptos y creencias. Las derrotas de Narvaes y la Joya Chaves, y la victoria de Fernando Martínez afuera, son testimonio de eso.

Habrá que irse adaptando al cambio de década. Y aceptar que el paso del tiempo altere paradigmas que parecían sagrados.

Por ejemplo, ya no es más Omar Narvaes el intocable, el imbatible, aquel ante el cual se sube a perder (como mínimo por puntos).

Ya no es Diego "La Joya" Chaves un serio retador mundialista en potencia, capaz de volver por sus fueros en cualquier momento. Ni aun enfrentando a alguien que ayer nomás era amateur, como el venezolano Gabriel Maestre, por más experiencia profesional que tenga, o diferencias que se crea haya entre el amateurismo y el profesionalismo.

Y Fernando Martínez, ya no es "Fernandito", es Fernando. Ex Cóndor, ex olímpico, ex amateur, ex Selección Nacional, hoy capaz de ser torero en su rodeo y torazo en rodeo ajeno.

Lo decimos por los tres protagonistas de lujo en cuanto al boxeo local que tuvo el pugilismo argentino la semana pasada, con tres casos testigos totalmente opuestos unos con otros, pero que nos invitan a barajar y dar de nuevo.

Narvaes, que quiere recuperar a la fuerza el título mundial gallo -¿para qué?- a los 44 años, decidió hacer una pelea previa sin riesgos ante un púgil como el bonaerense Pablo Gómez, de 28 años y 1 sólo KO a favor en 11 victorias y 10 derrotas. Mediocre récord sin nombres de importancia en ninguno de sus vencedores ni vencidos, lo que se llama asegurar la victoria.

Diego "La Joya" Chaves

Ni andando mal podía perder. A lo sumo, desteñiría su imagen pero no sus números, porque en las tarjetas quién podría atreverse a fallarle en contra al Gran Omar.

Sin embargo lo hicieron. Dos de los jueces (Vainesman y Alassia) le fallaron en contra, con rigor, sin respeto, se diría que con saña si uno viniera de otro planeta y no supiera de la trayectoria y gloria que hay en sus hombros.

Narvaes no anduvo bien, cierto, pero no significa que haya perdido. Pese a todo fue superior en casi todas las vueltas a Gómez, cuya arma predilecta fue su cabeza todo adelantada todo el tiempo, sin que el árbitro Hernán Guajardo –que pareció parte de la trama- hiciera algo, o aplicara el reglamento debidamente.

Contrastar la actuación que uno supone que debe tener un púgil según preconceptos, con la que luego ejecuta, no es la forma de juzgar un combate.

Comparar lo que se espera de alguien con lo que éste hace es tarea de comentaristas, no de jueces.

El juez debe evaluar lo concreto que pasa, independientemente de nombres y trayectorias, ya sea que esto juegue a favor o en contra: ataque (golpe), defensa (golpes evitados), técnica (perfección del golpe) y eficacia (efecto del golpe). Y son con respecto al rival de turno, no a lo que se espera de alguien.

¿Pero tan exigentes se pusieron de pronto los jueces con Narvaes? ¿Le dan perdida una pelea que no perdió, ante un púgil que tiene derrotas en la mitad de sus combates y no posee futuro internacional? ¿Dos de los tres jueces vieron lo mismo? ¿Sabrán que los golpes contables deben llegar a una zona válida de contacto, y no en los brazos, sin ser amortiguados, y que tienen que ser con los puños, no con la cabeza?

El mensaje es que Narvaes no es más intocable acá tampoco. Y puede perder con cualquiera. Es más: el mensaje es “que piense en el retiro YA”.

Y curiosamente, nadie hizo ningún escándalo ante el fallo. Qué extraño.

La Joya Chaves se bajó de una programación importante aquí –la Fecha FAB 3- en la que iba a enfrentar al “Cuervo” Silva –ex de la Tuti Bopp- por supuesta lesión en la mano derecha, y a los pocos días sale peleando en Colombia ante una ex estrella del amateurismo como Gabriel “El Capitán” Maestre, que como amateur perdió 3 veces ante nuestro Alberto Palmetta.

No sabemos si fue lesionado, o fingió la lesión acá –truchando un informe médico quizás- para agarrar ese combate donde cobraría más plata. Jamás lo sabremos, pero tanto una cosa como la otra dejan que desear por igual.

Gabriel Maestre.jpg

Lo cierto es que Maestre ayer nomás era amateur. Tiene su misma edad (33), peleó en los JJOO de Río 2016 (no ganó medalla) y acababa de perder en julio pasado ante el dominicano Rohan Polanco en los Panamericanos de Lima, como amateur. O sea, no era Lomachenko.

Sin embargo se puso los guantes y le dio una paliza en el terreno profesional a Chaves, ex campeón mundial, con toda la experiencia encima de 30 y pico de combates, duelos ante Thurman, Bradley, Brandon Ríos –en los que quedó siempre bien parado- y rankeado mundial.

Maestre lo tiró 5 veces en 4 asaltos, aunque sólo le contaron en 1 (la primera), hasta que voló la toalla. Todas sus caídas eran para cuenta. Rebotaban sus golpes ante Maestre y los del Capitán parecían partirlo. ¿Cómo es eso de que un profesional mataría a un amateur?

Eso fue el jueves pasado. Pero días antes, el lunes 16, “El Pumita” Fernando Martínez viajó a Sudáfrica para enfrentar al local Athenkosi Dumezweni, por el título plata supermosca del CMB que era del sudafricano, y que el Pumita le sacó al vencerlo por KOT 11 en una gesta meritoria, donde solamente había 4 argentinos: boxeador, DT (Rodrigo Calabrese), mánager (Sergio Rodríguez) y el jurado (Jorge Gorini), en medio de una adversidad absoluta: promotor local, supervisor sudafricano, jueces africanos (Ghana y Namibia) y árbitro belga.

Fernandito participó en Río 2016 y perdió en 1º ronda (aunque en fallo polémico). Tiene 28 años y apenas 10 peleas (invictas) al momento del viaje, con 6 KO. No le había ganado a nadie que le diera chapa o lo fogueara para eventos internacionales, o ir a hacer pata ancha tan lejos. Todas habían sido dentro del país. Soportó un corte en la ceja derecha, fue dominado del 2º al 6º por el local, más alto y de 12-2-0, 8 KO, 8º en el ránking CMB.

Toda su experiencia “seria” fue en el campo amateur y figuraba 19º en las listas del Consejo. ¿Qué bautismo piensa alguien que debe haber para lograr un triunfo tan resonante afuera, de los que pocos logran aunque tengan medallas y años en el lomo?

Martínez derribó al campeón en el 1º round y luego de no poder definirlo cayó bajo el dominio del local del 2º al 6º, pero luego se recuperó (en los asaltos finales, sí) y del 7º hasta el KOT 11 fue todo suyo, incluyendo otra caída en el 10º sobre el africano, tras lo cual le descontaron 1 punto por pegar a destiempo.

¿En qué momento El Pumita creció y se hizo un profesional confiable, peleando en casa ante palomas a 4 y 6 rounds? –una sola vez hizo los 10-.

Por sobre nuestros dogmas y máximas, siempre el mundo demostrará otras realidades, aunque sean excepciones. Y el boxeo también. ¿No es más tiempo de escuchar?

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