"No me aguanté el momento y tuve una reacción horrible, fea, por la cual después también le tuve que pedir disculpas al hincha, al club, al presidente, a mis compañeros y a todos", declaró el arquero de 37 años.
Sergio Romero habló este martes sobre el incidente que protagonizó con un grupo de hinchas de Boca tras el final del Superclásico en el que su equipo cayó derrotado 1 a 0 con River. Si bien el arquero que salió subcampeón del Mundo con Argentina en Brasil 2014 ya había hablado brevemente sobre el tema el mismo sábado del encuentro, este lunes se dio a conocer la sanción que le había impuesto el club, situación que ameritó que brindara una declaración más extensa.
“Quiero expresar lo arrepentido que estoy de la situación que vivimos en ese momento. Uno es profesional y tiene que saber que hay que estar frío, bajar los humos y la temperatura del partido e irse al vestuario para comenzar a pensar lo que pasó en la cancha y en lo que viene”, declaró el futbolista de 37 años que recibió una multa económica y no podrá ser parte de la convocataria por los próximos dos partidos del Xeneize.
Luego, agregó: “Lamentablemente, no pude controlar ese momento, estaba demasiado enojado. Estaba enojado con el árbitro porque para mí en la última jugada había sido gol para nosotros. Que teníamos la chance por lo menos de sacar el partido adelante, de no perderlo. No me aguanté el momento y tuve una reacción horrible, fea, por la cual después también le tuve que pedir disculpas al hincha, al club, al presidente, a mis compañeros y a todos".
"Y obviamente a mi familia por el hecho de que ellos, en gran parte, son hinchas de Boca, y aman estar dentro de la Bombonera, aman ir a ver a Boca. Cuando llegué a ver a mi hija, la más grande, estaba llorando, porque es hincha enferma de Boca. Vuelvo a expresar lo arrepentido que estoy, las disculpas por le momento vivido, por lo que pasó y tratar de tirar para adelante para salir de esta situación y que a Boca le vaya bien”, completó.
Romero también reveló que había tenido una reunión con los integrantes del Consejo de Fútbol después del último entrenamiento en la que le comunicaron la sanción de dos partidos: “Uno es profesional y entiende que cuando sucede un acto de esta magnitud, tiene que haber una sanción para que no se repita y no se crea que todo es libre. También hablamos del partido y del momento en sí, que entre todos hay que poner de cada uno para sacar al equipo adelante”.
Además, reveló que él fue quien le pidió al Chelo Delgado, a Chicho Serna y a Claudio Freire (encargado de prensa) la chance de poder hablar con los periodistas luego del partido: “Me habían dicho que ya estaba, que no pasaba nada, pero yo necesitaba expresarme porque no pasé por alto que me equivoqué”.
“Soy un agradecido al presidente (Juan Román Riquelme), al hincha y no me olvido cuando me aplaudieron y cuando me silbaron, tengo memoria para todas las cosas. Trabajo día a día para llegar al fin de semana y que no me conviertan goles. El otro día estaba tan caliente que me corrió sangre y conteste, no pude carburar con mi cabeza. Las disculpas están, si son aceptadas o no, lo veremos con el paso del tiempo. Yo seguiré transpirando esta camiseta para que a Boca le vaya bien, tanto en los entrenamientos como cuando me toque volver a jugar. Trataré de que al club le vaya bien, que a lo que yo vine a este club es a salir campeón”, expresó.
Más tarde, en otro tramo de la entrevista, detalló qué fue lo que dialogó con el árbitro Nicolás Ramírez: “Me acerqué a preguntarle por qué había anulado el gol. Lo primero que le salió decirme es que ningún gol puede ser hecho con la mano. Ahí llega Diego (Martínez) y habla de unificar criterios, porque sabíamos lo que había pasado (por el gol convalidado a River ante Atlético Tucumán con mano previa de Miguel Borja). Lo estábamos viendo en vivo a ese partido y la cámara mostró que la pelota daba en la mano y se cobró gol”.
Y sumó: “Le dije que si esa mano era en mitad de cancha, la jugada continuaba. Milton (Giménez) se cae, le pega la pelota en la espalda y entra al arco, pero previo a esto hay un tremendo pisotón del arquero al pie de Milton y una patada con la otra pierna. Todo eso se le pasó por alto. Pero él (Nicolás Ramírez) estaba cerrado con que lo que había visto en la cámara era que había sido mano y anulaba el gol”. Y sumó sobre las revisiones en el VAR: “Es muy chocante para el árbitro que lo que primero te muestren sea una imagen congelada con la pelota tocando la cara y la mano. Te está marcando una situación que vos no viste. Si vos ves la jugada completa, lo ves con otros ojos. El gesto te lleva a poner la mano arriba, por querer meter el pie”.
“Estaba cerrado en que no era gol. De hecho cuando lo echa a Edi (Cavani) le dice que no le falte el respeto cuando él le estaba hablando bien. Son un montón de situaciones que la verdad que son raras, pero en este club nos acostumbramos a que sean siempre en contra nuestra”, completó.