Haber ido a Formosa, con motivo de la pelea de La Tigresa Acuña y su falsa alarma de retiro, sirvió para descubrir un mundo desconocido que vale la pena contar, ya sea de la provincia en sí, como de la propia pionera del boxeo femenino en la Argentina.
Formosa tiene una construcción “ochentosa” de nivel medio en su parte céntrico-histórica, que es como una cuadrícula de 16 por 16 cuadras, una de cuyas direcciones desemboca directamente en la costanera del Río Paraguay. Las casas parecen no ser fruto de emprendimientos propios, sino de algún proyecto homogéneo, sin lujos ultramodernos, pero sin precariedad.
La ciudad de las motitos y las bicicletas es apacible y tranquila, con vida nocturna serena donde hay más policía urbana y gendarmería que gente. Una ancha plazoleta separa la avenida principal, la 25 de mayo, llena de bancos y árboles, donde además se vende el diario -POPULAR es casi de cabecera- en una pequeña mesa, que hace de puesto ambulante. Lo de las motos se explica por una negociación entre el banco y una concesionaria, por la cual aquel se la financia al ahorrista con cualquier trámite que haga, a largo plazo y bajo costo. De allí que todo el mundo tenga una, y hasta exista la moto-remís. Un plan para no saturar el tráfico.
Formosa es la provincia K, cuyo gobernador Gildo Insfrán es el brazo derecho kirchnerista, y por ende la provincia con presupuesto más alto del país, cuyo desarrollo comenzó con la vuelta de la democracia, y su explosión final hace 5 años, cuando las calles aún eran de tierra. Por eso tiene el hospital de alta tecnología más avanzado de la República, y tal vez el estadio argentino más moderno, el Cincuentenario, llamado así por inaugurarse en 2008, para el 50 aniversario de la provincialización de Formosa. Sí, hasta 1958 Formosa no era provincia.
En Formosa, todo es política. Nada existe fuera de ella. Están los pro y los contra, éstos reducidos y más ruidosos. La explicación de tanto interés se resume a que Formosa es la provincia de la libre frontera, donde todo entra y sale. En la década del ‘90 lo mismo sucedía con Misiones, por lo cual Formosa estaba relegada, hasta que de pronto la política cambió la mano.
Para el turista o el ciudadano común, salir significa tomarse una lancha y en pocos minutos cruzar el río hasta la isla paraguaya de Alberdi -cosa que también se puede hacer a bote, e ir a una feria tipo La Salada, pero más grande y variada, donde hay de todo a precios imposibles, sin impuestos. Desde un calzoncillo hasta el más avanzado producto tecnológico, aunque la ropa es la vedette. Para otras capas sociales y de poder, el negocio es millonariamente mayor.
Así es la tierra de nuestra campeona del mundo, que se fue de sus pagos cuando aún se pisaba barro y yuyos. La más linda del barrio que se juntó con su profe, escapó, volvió triunfante con el sueño cumplido, y vio una ciudad distinta, como ella. Con un pasado marginal, en rebeldía con la justicia, y una historia socialmente inaceptada, de ciertos rencores eternos. Una historia de Montescos y Capuletos, pero escrita por Migré.
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