El italiano Jannik Sinner venció al español Carlos Alcaraz en cuatro sets y se quedó con el título en el All England Club. Con esta consagración, suma su cuarto Grand Slam y se afianza como número uno del mundo.
En un partido cargado de emociones, revancha personal y alto nivel técnico, el italiano Jannik Sinner se coronó campeón de Wimbledon por primera vez en su carrera tras vencer al español Carlos Alcaraz por 4-6, 6-4, 6-4 y 6-4.
El encuentro, disputado en la tradicional cancha central del All England Club, duró poco más de tres horas y confirmó el gran momento del italiano, quien atraviesa una temporada inolvidable.
Para Sinner, no fue solo una final más. Venía de perder una durísima definición ante Alcaraz en Roland Garros hace poco más de un mes y arrastraba una racha negativa de cinco derrotas consecutivas frente al español. Pero esta vez la historia fue distinta: tras ceder el primer set, el número uno del mundo se recuperó con autoridad y se quedó con los tres siguientes parciales, con un quiebre por manga como principal arma.
"El mayor esfuerzo fue emocional", confesó el italiano, de 23 años, al recibir el trofeo. “Perdí una final muy dura con Carlos en París, pero trabajé en lo que había hecho mal. Esa es una de las razones por las que hoy estoy sosteniendo este trofeo, que significa muchísimo para mí”. También se permitió un momento de humor: “Le agradezco especialmente a mi hermano, que vino porque no hay carrera de Fórmula 1”.
El partido comenzó con el pie izquierdo para Sinner, que pese a quebrar primero y tomar ventaja de 4-2 terminó cayendo por 6-4 debido a una gran recuperación de Alcaraz, que iba en busca de su tercer título consecutivo en Wimbledon.
Esto pareció traer de nuevo los fantasmas para Sinner, que hacía como más de un mes perdió una final histórica ante el español en Roland Garros y llevaba cinco partidos sin ganarle.
Sin embargo, el italiano dejó todo esto atrás y a partir de allí impuso su juego para quedarse con la victoria gracias al 6-4 que consiguió en los siguientes sets, en los que le alcanzó con un quiebre en cada uno.
Sinner pudo sacarle 3.400 puntos a su escolta en el ranking ATP, que es justamente Alcaraz.
El italiano está teniendo un 2025 soñado en el que, pese a la sanción de tres meses que sufrió por dar positivo en un control anti doping, ya pudo ganar dos Grand Slams (Abierto de Australia y Wimbledon) y alcanzó la final en el Masters 1000 de Roma y en Roland Garros, donde fue superado por Alcaraz. Su única caída sorpresiva en lo que va del año fue en la segunda ronda del ATP 500 de Halle, frente al kazajo Aleksandr Bublik.
Con este triunfo, Sinner alcanza su cuarto título de Grand Slam: ya había ganado el Abierto de Australia en 2024 y 2025, y el US Open en 2024. Además, amplió su ventaja en el ranking ATP sobre su escolta Alcaraz, a quien ahora le saca 3.400 puntos.
El 2025 del italiano es notable. A pesar de una sanción de tres meses por doping a principios de temporada, ya conquistó dos torneos grandes y fue finalista en Roland Garros y en el Masters 1000 de Roma. Su única sorpresa negativa fue una eliminación en segunda ronda en Halle, ante el kazajo Aleksandr Bublik.
Del otro lado, Carlos Alcaraz se mostró sereno pese a la caída. “Estoy orgulloso de lo que hice estas semanas. Perder una final siempre es jodido, pero uno aprende más en estas derrotas. Así se forjan los campeones”, declaró el murciano, que buscaba su tercer Wimbledon consecutivo.
El español fue autocrítico con su desempeño: apuntó a su bajo porcentaje de primeros saques y reconoció que “regaló muchos puntos” con el segundo servicio. “Desde el fondo, Jannik fue mejor”, admitió.
Alcaraz también valoró la rivalidad con Sinner como “buena para el tenis”. “Cuando jugamos, el nivel es muy alto. No veo otro duelo que tenga esta intensidad. Estoy agradecido de tener que dar siempre el 100% para ganarle”, señaló.
La final en Londres dejó más que un nuevo campeón: consolidó una rivalidad que promete marcar una época. Sinner y Alcaraz, representantes de una generación joven y talentosa, parecen dispuestos a heredar el legado del Big Three: Federer, Nadal y Djokovic. Por ahora, el italiano dio un paso más en esa dirección. En Wimbledon, su sueño se volvió realidad.