GUSTAVO NIGRELLI
Tras las declaraciones del cordobés Fabio La Mole Moli -su próximo rival-, el campeón argentino de los pesados, el bonaerense Lisandro El Carnicero Díaz, vino a la redacción de DIARIO POPULAR a responderle al grandote, a quien enfrentará el próximo 14 de noviembre en el Orfeo de Córdoba, donde expondrá la faja nacional que le ganó precisamente a él. “Siempre dice lo mismo: culiao, y te voy a arrancar la cabeza. Más de ahí no va. No sé si porque me respeta, o porque no se la banca, porque así empezó nuestra pica. La primera vez que peleamos, vino a decirme de hacer un poco de bardo en un programa de TV de Córdoba. ¿Ah sí? Ok. Él empezó, y yo se la seguí. Como no le gustó nada, se calentó y terminamos a los sillazos. Pasa que lo empecé a cargar con su lenguaje, si no se le entiende nada”, arrancó El Carnicero, que como emblema trajo puesta la camiseta de Nueva Chicago, donde es amigo de la barra. -¿Y por qué fuiste a provocarlo en su pelea de Pilar contra Chiquito Zárate? -Yo fui a hacer mi negocio, si no me quiere pelear nadie. No fui a provocarlo. Pero justo me lo encontré al Patón Basile, que decía que yo bajaba la vista cuando lo veía, y entonces le dije: “¿Y? Te estoy mirando, a ver lo que hacés”? Y él se me puso en guardia. Entonces le puse la cara: “Pegá, pegá, ¿a ver? No amagués. ¿No ves que sos un cagón?” -porque amagaba pero no pegaba-. Ahí se armó el kilombo, nos empezamos a putear. Vino el promotor -Alberto Gómez- a pedirme calma o a que me vaya, pero yo no estaba haciendo nada. En eso vino Dáscola. -¿Lo conocías? -Sí, ¿cómo no lo voy a conocer? Terrible cagón. Si se retiró para no enfrentarme. Si es tan guapo, que vuelva a boxear y que me pelee que lo estoy esperando. -¿Te metió una mano? -Sí, una derecha. Me tocó apenas. Pero el cagón después se fue. Lo sacó Gómez, el promotor, que tiene 70 años, imaginate. Si querés pelear, no te puede sacar un tipo de 70 años. Me vino a decir que no hiciera bardo, y que si no me iba, Moli no subía. Y yo le dije que no estaba en el ring, que estaba en la tribuna, detrás de una valla. -Pero dice que si Moli te veía, te peleaba. -Sí, ya sé, ¿y cuál era el problema? Que me pelee. Problema suyo. Pero bueno, para no hacer kilombo me fui. Pero ahora, después de ésta, a Dáscola lo voy a ir a buscar, vas a ver. A ver si se la banca. Le voy a devolver la piña. -No... -Lo tengo montado en un huevo. -¿Más que a la Mole? -A los dos, lo que pasa es que con Moli tengo el ring. Y si en la conferencia de prensa se da, o me joden, se pudre todo ahí. Yo voy a ir tranquilo, pero si empiezan a hablar, yo tengo más verborragia que él. Y ahí, si se tiene que pudrir, que se pudra. -¿Pensás que le ganás? -Pero claro. Le gano. Yo sé que él piensa lo mismo, dice que me noquea, y que en la segunda pelea se cansó. Pero yo hice mi trabajo al cuerpo en el 3º, y eso nadie lo vio. Mirala. A él no le gusta que le peguen. No se la banca. Y tampoco le gusta que lo hagan errar. Ya lo conozco. En la primera yo subí a ver lo que tenía, y me equivoqué. Lo quise boxear. Y ahí Moli te mata, porque tira y tira sin parar, te pegue con lo que te pegue. -¿Pega duro? -No, no sé si duro. Pero te cansa. Te tira el cuerpo encima todo el tiempo y se te viene. Hacer dos rounds con él es como hacer 10 con otros. Mirá que yo en Estados Unidos peleé con más grandotes que él, pero esas son piñas. Esos boxean y pegan. Moli lucha. -Dice que no sintió tus manos, que estuvo mal entrenado. -Bueno, mejor. Pero él a mí nunca me tiró, y yo a él sí. Yo me banqué muchos más golpes que él, porque para eso elegí esta profesión. Vas a pegar y te van a pegar. -¿Te quedaste con las ganas de pelear en la cancha de Chicago? -Sí, esa es otra. Le echan la culpa a Basile, pero Basile no pelea con nadie y no quiere ir a ningún lado, así que eso es mentira. Además, no lo sigue la hinchada de Huracán, sino la de Independiente. Y con ellos, la de Chicago es amiga. Si siempre andan juntos con Bebote y compañía. Pero no importa, mirá: yo mis títulos los gané siempre de visitante, y ante rivales que me habían ganado antes, como Ceballos y Moli, así que estoy acostumbrado a ir afuera y que me puteen. -¿Qué te pasó con Cachete Morales, que perdiste la última? -¿Te digo la verdad? No es excusa, pero estuve engripado hasta el miércoles de esa semana. Si el promotor me ofreció postergarla. No quise porque pensé que le ganaba igual, pero ya en el 2º round no quería más. Estaba bien entrenado, pero me agoté. No sé cómo terminé en pie. Creo que fue gracias al Gordo Marcelo Domínguez, mi técnico, que me cagaba a puteadas. -Sí, pero en la primera ante Morales tampoco pudiste noquearlo, y eso que es chiquito, gordito... -Y sí, porque no lo puedo agarrar. Yo prefiero mil veces pelear contra los grandotes. Y además, créase o no, hago mi negocio. Después de esa pelea me salió la chance para hacer la revancha con la Mole. Y ahora, que estaba parado, volví a pelear con Morales. Perdí, y al toque firmé de nuevo contra Moli, y encima otra pelea más, porque si le gano, defiendo con Chiquito Zárate. No hay muchos más, y los que hay no pelean, como Basile. El tema es que ganarle a Basile tampoco me motiva mucho a nivel mérito deportivo. Sí me interesan sus títulos, es decir, por negocio. Pero a mí me gustan los desafíos. Si por mí fuera, pelearía La Mole todos los días.

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