Aun conquistando la Copa Libertadores, el desenlace está marcado para 2019 y el sueño hegemónico, quebrado

Hay cosas que no se dicen abiertamente. Hasta que estallan. Hay cosas que no se anuncian en una rutinaria conferencia de prensa. Pero suceden. Salvo un milagro, los mellizos Barros Schelotto se irán de Boca antes de que arranque el 2019.

Se irán ganando la Copa Libertadores (cuyos partidos finales se jugarán el 7 y el 28 de noviembre, lo que le permitiría a Boca disputar en diciembre el Mundial de Clubes en los Emiratos Arabes Unidos) o se irán perdiendo. Pero el desenlace no se modifica, no se altera, no cambia.

El presidente Daniel Angelici, casi en un tono naif y aún negándolo, lo confirmó en los últimos días cuando afirmó ante los medios: “No voy a echar a los mellizos”. Habría que aclarar que no hace falta que los despida. Guillermo y Gustavo se van a ir intentando conservar la elegancia y los tonos políticamente correctos. Lo que todavía no se sabe es qué día y a qué hora abandonaran el club.

¿Por qué se cierra de manera inevitable el ciclo de los mellizos en Boca después de haber llegado como una dupla técnica en la primer semana de marzo de 2016 cuando debutaron con un 0-0 ante Racing por la Copa Libertadores? Porque advirtieron ellos y advirtió Angelici y todos los dirigentes sensibles a su interpretación, que los Barros Schelotto ya no están en condiciones de poder darle un salto de calidad al equipo. Porque el equipo (más allá de alguna victoria ocasional como la que festejó en el 3-1 frente a Colón) ya se les fue de las manos, como suelen escaparse esas cosas muy difíciles de rescatar.

Haber arribado a esta conclusión mientras se disputa la Copa Libertadores y Boca tiene un partido clave por los cuartos de final ante Cruzeiro este jueves en Belo Horizonte (ganó 2-0 el encuentro de ida en La Bombonera), define la gravedad inocultable del cuadro de situación.

Que a Guillermo y Gustavo se le abran posibilidades profesionales de dirigir en Estados Unidos y que aparezca como un destino tranquilo, muy rentable y seductor, no significa que esta sea la razón fundamental de la salida de Boca. Tampoco que este quiebre se relacione con las derrotas sucesivas ante River. O con las frustraciones en el plano internacional, aunque su participación en la actual Copa Libertadores sigue en pie.

No hay una causa excluyente que explique el punto final de los mellizos. Es una suma de factores, todos relacionados entre sí. Y que confluyen en una dirección muy marcada: no lograron en poco más de dos años y medio algo que Boca en términos futbolísticos pueda reivindicar, por encima de los dos campeonatos largos obtenidos en mayo de 2017 y 2018.

Esos dos campeonatos tuvieron un importante valor estadístico, pero un discreto contenido que ni los Barros Schelotto pudieron enriquecer en palabras. Faltó, en definitiva, otro relieve, otro vuelo, otra perspectiva técnica y estratégica. La prepotencia de los números y la aparición influyente de algunas individualidades alumbró a Boca para ganar los dos torneos, pero igual no alcanzó para ganar otros espacios y otras incondicionalidades que hoy no se expresan.

Quizás la síntesis conceptual es que no dejaron huella. La huella también debería ser un estilo. Y el estilo nunca apareció, ni aún en las tardes y noches de triunfos. ¿Habría que preguntarse a esta altura qué estilo tienen como técnicos los Barros Schelotto? La respuesta es que en Boca el estilo reclamado no pareció un objetivo de los entrenadores. Como si quedara fuera de foco esa pretensión que el fútbol de todos los tiempos siempre distingue.

La realidad es que incluso con viento a favor producto del clima de época, Boca mostró tantas vulnerabilidades como fortalezas con planteles armados para erigirse en un equipo hegemónico. Y no lo fue. Es más: lejos estuvo de serlo.

Los Barros Schelotto se irán de Boca sin pena y sin gloria. Salvo que se produzca un milagro. El milagro no es ganar la Copa Libertadores. El milagro es que generen lo que hasta ahora no generaron: un reconocimiento inequívoco y contundente a la labor que realizaron. Y este escenario por estos días parece un objeto del deseo inalcanzable.

Aparecen en esta nota:

Contacto

Registro ISSN - Propiedad Intelectual: Nº: RL-2025-11499155-APN-DNDA#MJ - Domicilio Legal: Intendente Beguiristain 146 - Sarandí (1872) - Buenos Aires - Argentina Teléfono/Fax: (+5411) 4204-3161/9513 - [email protected]

Edición Nro. 15739

 

Dirección

Propietario: Man Press S.A. - Director: Francisco Nicolás Fascetto © 2017 Copyright Diario Popular - Todos los derechos reservados