Ella tenía 14, él 41. Algo le cansó a esa chica para decidir tomarse un avión hasta Nueva York. Un conocido les decía a sus padres que en Estados Unidos estaba muy bien, que cumplía el sueño americano. Llegó a esa tierra prometida, pero se dio cuenta de que era una pura fantasía: vivió con una pareja de colombianos ladrones, se quedó sin plata, no tenía para comer y no hablaba inglés. El tipo la siguió, la quiso convencer para que vuelva, pero ella lo rechazó otra vez. Ese hombre era Pappo. Esa mujer, María Luz Carballo.
El documental "Pegar la vuelta", del director Ignacio Garassino, recorre el terreno sinuoso por el que caminó Carballo con su guitarra a cuestas para tocar ese blues genuino de Chicago, aunque con la pesada mochila de ser latina y, sobre todo, menor de edad para entrar a los bares.
La película, que por momentos expone cómo se vive la cultura blusera en esa ciudad, es un relato de una parte de la vida de la mujer que, con dos hijas, un divorcio, una nueva pareja, un trabajo de lavandería, deudas y poca plata, estuvo a punto de tocar con Chuck Berry, pero un problema cardíaco del músico y un desmayo en el escenario le pusieron punto final a lo que ella casi hizo realidad.
Había llegado a Chicago impulsada por su difunto padre y con un poco de ayuda económica que le enviaron desde Buenos Aires. Ser mujer y tocar el blues era novedoso, "pero el turista quería ver el blues posta, tocado por negros, no por una argentina", se lamentaba Carballo.
Así, entre obstáculos y pasaportes delatores, hizo un camino en círculo que la llevó a retornar a Argentina, reencontrarse con los amigos, el mate, las empanadas de su madre y con enseñanzas varias.
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