Muchos inversores están recurriendo a herramientas digitales para monitorear sus carteras y seguir de cerca las cotizaciones. Una de las más elegidas ha sido metatrader 5 .

A pocas semanas de iniciar el segundo semestre, el Gobierno argentino protagoniza un regreso al mercado de deuda local e internacional con la emisión de un bono por US$1.000M, que promete reforzar las reservas del Banco Central y estabilizar el tipo de cambio. En este nuevo contexto de reactivación financiera, muchos inversores están recurriendo a herramientas digitales para monitorear sus carteras y seguir de cerca las cotizaciones; una de las opciones más elegidas últimamente ha sido descargar metatrader 5, gracias a su versatilidad para operar con bonos y divisas desde una sola plataforma.

Tras haber acordado un mega préstamo con el FMI por US$20.000M, del cual ya recibieron US$12.000M, el Gobierno busca cumplir con metas del organismo multilateral y mantener reservas netas positivas a fin de año, un requisito clave para asegurar próximos desembolsos y reducir la incertidumbre financiera. Para lograrlo, decidió lanzar un bono denominado “Bonte 2030”: se suscribe en dólares, paga en pesos y está bajo ley local, con una opción de rescate anticipado (put) prevista para mayo de 2027, justo antes de las elecciones legislativas.

Esta modalidad permite traer dólares frescos al sistema sin recurrir a intervenciones directas en el mercado cambiario. El Tesoro captó exactamente los US$1.000M previstos tras recibir ofertas por casi US$1.700M, lo que permitió prorratear la emisión al límite del cupo, reflejo de una demanda sólida, especialmente desde fondos internacionales.

El instrumento ofrece una tasa nominal anual del 29,5%, considerablemente más alta que los niveles esperados (entre 22% y 27%), una prima exigida por los inversores dado el contexto político-económico local. Aun así, se ve como una estrategia inteligente: permite extender la deuda en moneda local, refinanciar vencimientos por un total similar y atraer reservas sin emitir nueva deuda neta.

La demanda superó ampliamente la oferta: se recibieron 146 postores extranjeros, lo que demuestra que Argentina recobra gradualmente la confianza de los mercados. La alta tasa cubre la percepción de riesgo tras años de desconfianza, aunque queda latente la expectativa de que, si se normaliza la economía y se estabilizan las reservas, futuras emisiones salgan a tasas más bajas.

Los dólares ingresados no solo fortalecen la posición de reservas del BCRA, sino que se computan directamente en las metas fijadas por el FMI, algo que no ocurre con desembolsos directos del Fondo, que no se consideran “genuinos” en términos de acumulación. Además, al introducir estos dólares a través de deuda, se evita una presión inflacionaria directa.

El contexto macroeconómico acompaña: el BCRA viene reduciendo encajes para moderar la liquidez en pesos tras liberar unos $10billones al mercado, y también subió tasas en cauciones y préstamos para contener la volatilidad cambiaria. La tasa call money llegó al 3540% anual, mientras que la caución a corto plazo superó el 80%. Estas medidas, aunque tensan al mercado, buscan dar señales de compromiso con el orden financiero en un año electoral.

El S&P Merval mostró leve alza tras el anuncio, y los bonos soberanos en dólares y pesos ganaron terreno. El riesgo país se mantuvo en un rango alto (600750 puntos básicos), reflejo del nerviosismo asociado a elecciones legislativas y la sostenibilidad macro.

Analistas internacionales, como los de UBS, HSBC y Adcap, coinciden en que la operación es un paso sólido, aunque todavía costoso. La clave estará en la continuidad: si Argentina consolida reservas y la inflación sigue su camino descendente (de 270% interanual a cerca del 50%), se podrían realizar nuevas emisiones más convenientes, posiblemente bajo ley extranjera y con condiciones más atractivas.

Sin embargo, persisten varios desafíos. En primer lugar, la elevada tasa del 29,5% encarece el financiamiento, lo cual podría ser contraproducente si el Tesoro debe volver a emitir a precios similares. En segundo, la situación política es volátil: las elecciones de octubre y la de Buenos Aires el 7 de septiembre serán testimonios reveladores del respaldo al gobierno. Un resultado adverso podría disparar la prima de riesgo y desatar una nueva oleada de volatilidad.

Además, los movimientos recientes del BCRA en tasas y encajes muestran lo estrecho del equilibrio: soltar liquidez puede alentar inflación o suba del dólar, mientras que contenerla puede frenar la recuperación. El flujo de inversiones externas dependerá en buena medida de cómo esos indicadores evolucionen en los próximos meses.

Queda por verse si el Gobierno lanzará nuevas emisiones similares antes de fin de año. Las autoridades hablan de hasta US$7.000M en deuda durante 2025, a través de bonos en dólares, repos con bancos internacionales, y títulos locales suscriptos con divisas. Si se logra aterrizar al menos US$5.000M adicionales de forma ordenada, sumado al crédito del FMI y la mejora gradual de indicadores, podrían abrirse las puertas a emisiones bajo ley internacional en 2026, lo que abarataría los costos de financiamiento.

En definitiva, esta emisión de US$1.000M representa un punto de inflexión: el regreso a mercados internacionales tras ocho años, una estrategia inteligente de cobertura cambiaria y fiscal, y una señal a inversores de que Argentina vuelve a operar con normalidad financiera. No obstante, quedará la prueba del tiempo: que los fondos ingresados se traduzcan en reservas genuinas, que la inflación siga en baja, y que el escenario político no desarme los avances alcanzados.

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