En Colombia nos sorprendimos gratamente porque conocen a Carlos Gardel más que nosotros mismos. En nuestro país, no todos los jóvenes son amantes del tango y de la obra del Zorzal Criollo. Sin embargo, cuando llevamos nuestra obra allí, toda la juventud era una enamorada de sus canciones y las conocían al pie de la letra", relata Ana María Cores, la experimentada actriz y cantante, que está presentando su nueva obra La Novia de Gardel, de miércoles a domingo en el Teatro Regio, de avenida Córdoba 6056. En referencia al éxito internacional señaló que "cuando viajamos fuimos con pocas expectativas y la verdad que la recepción que tuvimos nos desbordó gratamente. Los jóvenes de una facultad, a quienes les brindamos las canciones, se paraban y nos aplaudían de pie. Fue realmente muy movilizante para todos los integrantes de la obra. Estuvimos pocas funciones allí, pero el plan de volver está en marcha gracias al éxito de la gira anterior".
Entusiasmada por el nuevo proyecto, sostiene que "esta obra la tengo en la cabeza desde hace 20 años. Siempre quise contar la historia de algún inmigrante que haya venido a nuestro país con las peripecias que tuvo que vivir. En este caso, es la historia de una mujer que vino a casarse por carta con un señor, como se hacía en aquella época, pero lo conoce a Gardel de quien se termina enamorando realmente. Es un espectáculo que combina los mejores tangos de él y en donde Mariano Depiaggi hace una interpretación del Zorzal que es excelente".
Comprometida con los problemas actuales, también aborda temas incómodos pero que tienen mucha relevancia en la actualidad: "Mostramos un costado donde la violencia de género se hace encarnizada y reveladora. La mostramos a través del personaje de la mujer que vino a la Argentina a casarse por carta, al igual que la protagonista, pero que no corrió la misma suerte, ya que cayó en una red de trata y prostitución, tal como las hay hoy en día".
Amante y enamorada del tango revela que se encontró con él siendo una mujer madura: "Cuando trabajé con un grande como Rubén Juárez en El Patio de la Morocha descubrí que había un género que conocía lejanamente pero no me había aún conquistado. A partir de allí, el romance con el tango se hizo eterno porque lo siento como una identificación de nosotros, de nuestras costumbres, de nuestras raíces. El tango nos muestra de dónde vinimos".
Los años de trayectoria le han hecho vivir momentos dulces y sinsabores que la hicieron tambalear: "Subirse a un escenario y demostrar lo que uno puede dar artísticamente genera una sensación linda. Que la gente te reconozca y te aplauda lo que vos hiciste es impagable, a uno le llena el pecho de orgullo. Pero también me ha tocado vivir experiencias poco positivas como puede ser no conseguir trabajo, toparme con malos productores y hasta sufrir injusticias. Y no voy a negar que varias veces se me cruzó por la cabeza dejar todo y arrancar otra vida, pero la vocación y la felicidad que me genera tener nuevos desafíos y proyectos artísticos, han logrado que nunca pueda bajarme del barco".
Siempre con un tesón emprendedor confiesa que "no soy una mujer que se sienta a esperar a que la llamen para trabajar. Si bien tengo la suerte de que actualmente me llaman bastante para trabajar, siempre tengo proyectos en la cabeza porque es lo que me hace mantenerme activa. Por ejemplo, ahora estoy por hacer un musical con Susan Ferrer y Vicky Buchino donde vamos a tocar varios géneros. Y también tengo algunas ideas dando vueltas por la cabeza que seguro se irán concretando en un futuro cercano".
Se considera una mujer selectiva a la hora de encarar un espectáculo: "Para mí el trabajo que me ofrezcan tiene que tener una cierta calidad, me tiene que gustar el personaje o, en el caso de los musicales, gustarme las canciones. He rechazado algunos trabajos por eso. No me mueve sólo lo económico porque he tenido ofertas y en muchas ocasiones he elegido algunas cosas que no me eran redituables desde un costado monetario, pero me enamoraba el papel que tenía que interpretar".