Asume que conducir las riendas de la esperada versión de la comedia musical Sugar fue uno de los desafíos más importantes y difíciles de su larga carrera. Es que, para Arturo Puig, con un elogioso aval de 45 años en el ejercicio de la profesión actoral, posicionarse como director, no fue tarea sencilla, pero no por ello menos fructífera.
Hoy consagrado en ese rol, al lado de Susana Giménez, en la faz de productora junto a Gustavo Yankelevich, se enorgullece y se muestra confiado de ser uno de los artífices de que Griselda Siciliani junto a Nicolás Cabré y Federico D’Elía, suban al mismo escenario del teatro Lola Membrives, en que en 1986 ocupara con la diva como figura central.
“Fue un musical muy difícil porque hay que combinar coreografía, escenografía y música. Pero, por suerte conté con un equipo de todos números uno. Renata Schussheim en el vestuario, Gerardo Gardelín en la música, Gustavo Wons en coreografía y la escenografía de Alberto Negrín. Así que todo fluyó y fue muy bien”, enumera a punto de reestrenar la exitosa pieza Nuestras Mujeres junto con Guillermo Francella y Jorge Marrale en la sala del Metropolitan City.
“Fue muy difícil el proceso, pero lo sacamos adelante. Se vive muy bien ahora, ya está todo el trabajo sobre el escenario. Es un espectáculo digno de Broadway puedo decir”, asegura Puig, que ahora dirige la pieza basada en la película Una Eva y dos Adanes, que en 1959 protagonizaron Marilyn Monroe, Jack Lemmon y Tony Curtis, que él supo representar junto a Susana Giménez y Ricardo Darín.
“Lo había hecho hace 30 años como actor, pero dirigiendo la cosa es distinta. Pero fue un placer”, apunta el hombre que encarnara uno de los sucesos más grandes en su trayectoria junto a La Mujer del Año, el otro musical en el que brilló Susana.
“Apenas me lo ofreció Gustavo (Yankelevich) no dudé. La idea fue de Gustavo y como conozco muy bien todo el detalle me encargó la dirección. Acepté enseguida porque Sugar además es una obra a la que yo quiero mucho. Hicimos tres años con Susana y Ricardo así que le tengo mucho cariño. Tuvo un éxito impresionante durante esos años, con dos funciones por día y la pasamos muy bien”, rememora Arturo resaltando la nueva versión que acentúa con mayor fuerza el tinte musical.
“La diferencia fundamental de este Sugar es que traté de darle a la obra mayor envergadura a la parte musical. Hay más bailes, la coreografía es muy corpórea, fantástica, la música sonando en vivo con los músicos ahí. Traté de hacer un espectáculo que sea más show que otra cosa, pero igual la letra es exacta a la que decíamos nosotros”, comenta entusiasmado. “Griselda es estupenda”, pondera a la sucesora de la estrella de Telefé. “Ella tiene una cosa bárbara que canta y baila brutal. Baila a la par de las bailarinas. Hay que destacar eso”, enfatiza.
“Hicimos una selección de bailarines que son verdaderamente tremendos. Está Roberto Catarineu, que había estado en la primera versión en el rol de otro personaje y Gipsy (Bonafina) que hace una versión fenomenal de Chicago cantando maravillosamente bien”, describe. “Rescato a Yankelevich por la enorme inversión en este momento y por toda la libertad que tuve al trabajar. Al elenco y a todo lo elegí solo”, sostiene este actor y director satisfecho por los resultados y la adhesión del público puesto que, al momento, la taquilla marca un promedio semanal de más de 4 mil personas.
“Estoy contentísimo. Es una comedia con música y baile, pero fundamentalmente se sostiene con escenas habladas más que con números musicales. Pasa que las comedias musicales en Nueva York o Londres viraron a óperas, son todas cantadas, del estilo El Fantasma de la Ópera. Sugar es una combinación, pero en absoluto es todo musical. El argumento es divertidísimo, está todo muy bien escrito y puesto. Es casi naif, muy simple y entretenida”, dispara de esta mega producción, donde Griselda Siciliani entrega una Sugar Kane atrevida, con espíritu lúdico y enorme carisma.
Un buen día, Arturo Puig, con más de 40 años en la actuación, la misma cantidad de tiempo que lleva en pareja con la actriz Selva Alemán, quiso redoblar la apuesta en los tantos caminos que ofrece su profesión e incursionar como director teatral. A Le Prenom, la comedia con la que selló el salto inicial en la calle Corrientes, le siguieron las triunfantes Lluvia de Plata, El Quilombero y Piel de Judas que marcó el regreso de nada menos que Susana Giménez a los escenarios.
Hoy con la compleja puesta de Sugar, el estreno musical del año, parece consolidarse definitivamente en esa área.
“Fue un camino que se fue dando con excelentes obras que me han llegado. A mí igual me encanta actuar. No lo sé si alguna vez solo dirigiré. Las dos cosas, por el momento, las llevo muy bien. Ahora volvemos con Nuestras Mujeres”, desliza conforme sobre la obra que ganó la cartelera durante todo el año pasado y que ahora se repone tres meses. “Es una comedia dramática fantástica. Es muy interesante. Y somos un trío de actores muy diferente y a la vez que nos llevamos muy bien dentro del escenario y fuera también”, sostiene respecto a sus compañeros Jorge Marrale y Guillermo Francella.
“Se dieron un montón de cosas como la dirección de Javier (Daulte) y definitivamente el libro que es sensacional como para que funcione bien a pesar de que la situación no es la mejor”, apunta quien supo jugar como galán y cantante