Con motivo del mencionado show,
DIARIO POPULAR charló de todo y en exclusiva con el también mencionado cantante y guitarrista y con el resto de los integrantes del grupo: el baterista
Lucas Hernández, el guitarrista
Germán Parise y el bajista
Alejandro Crimi. Pero antes, como ya es habitual, los sometimos a nuestro clásico
"Ping-Popu":
A continuación, nuestra entrevista exclusiva a Cuentos Borgeanos:-Se están preparando para el Ópera y vienen diciendo que va a ser el show más importante en la historia de la banda. ¿Por qué dicen esto? Abril Sosa: Porque no sabíamos qué decir (risas). Lo decimos por una cuestión de metas, de sueños. Siempre un lugar más grande en cuanto a convocatoria conlleva un sentido de importancia. De todas formas, nosotros disfrutamos de todos los conciertos. De hecho, la otra vez tocamos en Necochea a las 4:30 de la mañana en un lugar donde había poca gente e igual salimos con mucha energía, a pesar de que estábamos cansados. Cada concierto es importante, cada nota, cada canción. Sin embargo, de repente un teatro como el Ópera, que respeta una historia relacionada al arte y a la música, donde pasaron muchos artistas que queremos... En nuestro sentido espiritual y un poco supersticioso del arte creemos que los escenarios tienen como esa carga. Quizás es el más importante porque atrás viene un tiempo, un esfuerzo y una dedicación para haberlo logrado.
-¿Qué pueden adelantar del show? Lucas Hernández: Vamos a hacer un repaso de nuestra vasta y corta carrera (risas). La idea es que el fan de la primera época y los que nunca nos vieron encuentren que la banda está fresca, que suena bien. Vamos a reversionar algunas canciones, vamos a sumar cuerdas y probablemente hagamos una parte acústica. Va a haber muchos ingredientes, pero lo importante es que va a tener la esencia nuestra, con todo lo que mejoramos a lo largo de los años.
-"Postales" salió ya hace un año y medio. En su momento dijeron varias veces que con ese disco encontraron su sonido. ¿Lo creen todavía o piensan que van a seguir cambiando musicalmente? LH: Creo que ya cambiamos de opinión (risas).
AS: Cuando decíamos el sonido no nos referíamos al sonido técnicamente hablando: un nivel de graves, de agudo, etc. Nos referíamos a que llegamos a un lugar en donde hagamos lo que hagamos vos ponés Play y decís "esto es Cuentos Borgeanos". Logramos un sonido que tiene una autenticidad, una identidad. "Postales" vino a unificar toda la búsqueda de los anteriores cuatro discos. Seguramente, el que viene va a sonar diferente, entre otras cosas porque tenemos una nueva formación, pero cuando vos pongas Play vas a sentir que es Cuentos Borgeanos. Llegamos a ese lugar que creo que se llega con la madurez que te da ese paso del tiempo.
-Se los preguntaba también porque estuve re-escuchando su discografía y, por ejemplo, hay temas del primer disco que tienen una onda completamente diferente. Uno ve a lo largo de sus álbumes un cierto eclecticismo. ¿Piensan volver a... AS: (Interrumpe) ¿Al Punk? No. Es que, ¿sabés lo que pasó con ese disco, que es un disco pseudo punk y tiene canciones tipo punk melódico? Es que nosotros somos punk. El concepto artístico en donde nos posamos es la irreverencia, no respetar ninguna moda sino hacer nuestra propia moda. La irreverencia no en sentido de mala educación, sino artística. La del inconformismo. Es un poco el espíritu del punk. Entonces, en el primer disco nosotros sabíamos que éramos punk y pensábamos que teníamos que hacer música punk. Pero después nos dimos cuenta que podíamos seguir siendo punk sin hacer ese estilo de música. Probablemente, la música punk ya no exista. O quizás el punk ya es Radiohead.
-Y cuando empezaron a cambiar su sonido, ¿qué tipo de música los influyó? AS: Cerati es un poco un referente. En los últimos años fue Arcade Fire. The Killers también siempre fue una banda que nos bajó una línea de cómo lograr la estructura del pop pero con cierta originalidad. Y también Radiohead. Pero en Cuentos siempre fuimos personas que escuchamos cosas muy diferentes. Cuando encontramos un punto en común, ese el espacio donde se arma Cuentos Borgeanos.
-Ustedes siempre se declararon grandes lectores y siempre dijeron que la literatura los influye mucho para sus canciones, y se nota. ¿Qué estaban leyendo cuando compusieron "Postales" y qué están leyendo ahora? AS: Era muy disímil. Por ejemplo, algunos leían a Bukowski, otros a Osho:
LH: De (Charles) Bukowski a Osho hay un abismo de diferencia.
AS: Sí, es bastante opuesto. Aunque no te creas que tanto... El tema es que como para nosotros la lectura es un hábito, es difícil situar libros particulares en un disco. Puede sonar pedante, porque que un rockero lea parece malo, o que una persona que hace rock sea inteligente está mal visto. "Sos un pretencioso, un estúpido, estás diciendo una frase inteligente, no podés hacerlo". Nos pasó, y entonces te catalogan. Nosotros vivimos leyendo. Obviamente Borges está siempre presente. Varias veces tocamos en la fundación de Borges, porque hicimos una amistad con María Kodama, pero nosotros no tocamos cuentos de Borges. De hecho es una cosa que hizo Pedro Aznar una vez y fue un papelón total, en el que incluso modificó algunos versos de Borges... Nunca nos animaríamos. Por lo menos, como Kodama aprobó nuestro nombre, ya que nos dijo que a Borges le hubiese encantado que una banda de rock lleve su nombre, nos podemos dar ese honor de plagiarlo honestamente.
-Se formaron en 2002, se separaron, se volvieron a juntar. A horas de un show tan importante en su historia, ¿cómo ven el camino que hizo Cuentos hasta el momento y qué aprendieron de la separación? AS: ¡Nada! (risas).
LH: El camino fue siempre cambiante. Lo bueno es que Cuentos, por más que estuvimos separados, siguió, porque la gente descubría las canciones, los discos... Volvimos, hicimos otro disco, se sumó gente nueva y alguna se perdió. Creo que el camino es ese. Cuentos siempre fue un ente...
Germán Parise: Que trasciende a las personas.
LH: Siempre buscamos trascender, dejar algo. Pasan los años y nuestro objetivo siempre es dejar algo.
AS: Y mal hicimos todo (risas).
LH: ¡Y lo volveremos a hacer mal! (risas).
-¿Por qué Agustín Rocino (NdR: hoy baterista de Catupecu Machu) no se reincorporó a la banda cuando se reunieron tras la separación? AS: Lo de Agus fue un poco orgullo... En realidad fue ego, porque el orgullo me parece que es digno. El ego no tanto. Fue más consciente de su ego que del lugar que ocupaba en la banda y no quiso volver. De hecho, nunca se quiso juntar a charlar. El ego siempre se siente herido por las cosas que sabe que lo pueden herir, y es tan inteligente que va a esquivar cualquier situación que lo pueda herir. Creo que cuando nos reunimos se dio cuenta que su lugar era ser el bajista de Cuentos Borgeanos y no el baterista de Catupecu, por eso no quiso venir y sigue esquivando esa situación. Lo invitamos a tocar al Ópera, pero justo Catupecu tiene un show en el interior y no puede venir. Pero bueno, nosotros somos casi familiares y siempre está el recelo natural de las familias. Sigue habiendo amor, igual que con Diego (López, ex guitarrista de la banda) que no toca más.
-¿Cómo se dio la salida de Diego y Mariano Albergoli (NdR: también ex guitarrista de la banda)? AS: Marian en verdad nunca fue un integrante estable. Diego se fue porque creo que disfrutaba el proyecto desde el lugar humano pero no desde el lado profesional. En un momento la banda necesitó dar vuelta la moneda y quizás esa parte no le gustó tanto, y decidió irse. Entonces, cuando entro Germán (Parise) y Ale (Crimi) hubo como una especie de depuración en la banda y una necesidad de volver a esa esencia de cuarteto de Cuentos. De hecho, yo volví a tocar la guitarra, que hacía años que no lo hacía. Desde 2007 que no tocaba la guitarra de manera estable. Creo que después de la salida de Marian volvimos un poco a los orígenes.
cuentos borgeanos back.JPG
-¿Y nunca te agarraron ganas de volver a tocar la batería, que fue el instrumento con el que te hiciste conocido cuando empezaste con Catupecu? Digo, como hace Dave Grohl cada tanto, que despuntó el vicio con Queens of the Stone Age y otros proyectos. AS: No fue tan dramático para mí dejar la batería. Fue como dejar una ropa que te queda bien pero no te gusta mucho. No es el instrumento de mi vida. No fui tan gran baterista como dice el mito. Le ponía ganas y eso ya era mucho, y también lo era porque era dentro del contexto de un trio muy loco como era en ese momento Catupecu. Después no existió nunca más ese trío, porque yo me fui y tampoco está más Gaby (Ruiz Díaz). Creo que sorprendía ver a un chico de 17 años tocando con esa fuerza al lado de dos locos que eran en ese momento Fernando (Ruiz Díaz) y Gabriel. Pero tampoco era tan buen baterista como para extrañar ese momento.
-¿Y seguís en contacto con Fernando o alguien de Catupecu? AS: Con Fernando somos como hermanos: nos odiamos y nos amamos. La última vez que lo vi me peleé, y después pasan los años y nos amamos. Estamos cinco meses en los que nos hablamos todo el tiempo y después no nos hablamos por mucho tiempo. A Gaby hace mucho que no lo veo, lamentablemente. Pero no, no tengo más contacto. Sobre todo porque se perdió cierta amistad. Y Catupecu para mí son Fernando y Gabriel. A los demás no los conozco. Son todos bichuelos que están ahí tratando de comer alguna lombriz (risas en la banda).
-En una entrevista los escuché decir que ya quedó atrás la postura del rockero rebelde que está en contra de la sociedad, y que ahora los rockeros deberían preocuparse por cómo ayudar a salvar la sociedad en vez de estar en contra de ella. ¿Cómo creen que el rock puede ayudar a salvar a la sociedad y, para ustedes, de qué hay que salvarla? AS: Lo que hace Radiohead podría ser un ejemplo, que son tipos súper metidos con el problema climático. O Bono, que se sienta con todos estos inmundos a tratar de humanizar un poco. Creo que ya esa cosa tipo Tommy Lee, con la modelo de tetas operadas drogándose en la playa, ya no le interesa a nadie. Ya no es creíble. En cuanto a salvar al mundo, creo que es más bien un anhelo, porque tengo un hijo de 2 años. Pero creo que el mundo está hecho pedazos y ya no lo salva nada. Está bastante desnutrida la humanidad, y la música también. En la Argentina, por ejemplo, si la música tuviese que salvar al mundo, sería el primer país en hacerse pedazos, porque no hay profundidad.
GP: También salvar el mundo es componer una canción que a una persona la acompañe y que en ese momento su mundo esté bien. No sé si podemos hablar de salvar el mundo de manera literal, con el peso que tiene la frase. Pero ya arrancarle una sonrisa a alguien con tu música, yo siento que estoy ayudando un poco.
-Al rock siempre se le atribuyó un carácter rebelde, más allá de esa actitud estereotipada de la que hablaban antes. ¿Creen que el rock sigue siendo rebelde o tiene al menos algún atisbo contracultural, como lo tuvo en su momento? LH: Siempre hay que ver contra qué te rebelás. Rebelarse siempre está bueno. Nosotros nos rebelamos contra estar todo el día en Facebook. Esa es nuestra rebeldía de hoy. Tipo, dedicarle cinco horas a una canción, y no media hora y después sentarnos cuatro y media frente a Facebook. Quizás nuestra rebeldía de hoy en día es prestarle atención a lo que hacemos. A este efecto de guitarra, al Ópera, a esas cosas...
GP: A no distraerse.
AS: Yo creo que el rock como contracultura sirvió en momentos donde las sociedades eran muy opresivas. El movimiento de los hippies, o el movimiento punk, o el rock en el sentido que vos decís, servía para enfrentarse a muchas opresiones que había en la sociedad. En una sociedad tan abierta como la de ahora, abierta sexualmente, políticamente, con las religiones, con un Papa súper abierto, da la sensación que tenés un mundo más espiritual, un mundo más profundo. El mundo ya no necesita la contracultura, pero se dedica ahora a pajearse en el Facebook. Se dedica a ver la vida de los otros en una computadora. Entonces, qué loco: la humanidad quería la libertad y ahora que la tiene no sabe qué hacer con ella. Se puso más chancha que nunca.
-¿Ustedes creen que el mundo de hoy es libre? AS: Yo creo que sí. Por lo menos es más libre que hace 100 años atrás, y mil años atrás, y dos mil años atrás. Mucho más libre. El mundo del Imperio Romano era mucho más violento que el mundo de ahora. Hay guerras y hay violencia, pero me parece que en los números estadísticos la humanidad es menos violenta actualmente. Sin embargo, la humanidad es más estúpida.
-Y musicalmente, ¿cómo ven al rock hoy? Alejandro Crimi: Musicalmente es interesante. No tanto en cuanto a la lírica y la poesía. Creo que ese aspecto es lo que falta que se explote más en la música emergente. Pero musicalmente hay muchas cosas muy interesantes dando vueltas. Si esas bandas interesantes toman ese largo e intenso camino de profundizar su búsqueda pueden llegar a lugares súper ricos. Aunque hoy es mucho más difícil llegar a lugares tan grandes como a los que llegaron bandas como Soda Stéreo, Charly García o Fito Páez, porque hay tanta información dando vuelta todo el tiempo que la gente no tiene tiempo de escuchar una banda durante todo el día.
AS: Claro, muchos de esos artistas hacían música cuando sólo se podía escuchar música nacional. Ahora podés escuchar, no sé, música húngara, toda la que quieras, las 24 horas del día.
AC: Claro, es realmente muy difícil. Por ahí si cuando estaba Serú Girán la gente podía llegar a escuchar Weather Report, que era la banda que copiaban, quizás hacían una Trastienda y Weather Report acá hacia un estadio. Antes, hacer música acá era muy complicado en algunos aspectos pero más sencillo en otros.
-La última: después del Ópera, ¿qué viene para Cuentos Borgeanos? AS: Vamos a seguir tocando, despidiendo el disco. Vamos a hacer la costa y después nos vamos a México. Vamos a tocar en el Vive Latino y vamos a hacer una gira por México y Estados Unidos. Va a ser nuestra primera vez en Estados Unidos. Vamos a tocar en New York, que es mi casa favorita después de Buenos Aires, o antes, no sé. Y nada, hacer un disco nuevo, que no va a ser un disco en cuanto a concepto de disco sino que va a girar en torno a otra cosa. Va a ser un disco que tiene que ver con la realidad comercial de la música.
Abril Sosa, actor de cine-¿Cómo fue tu experiencia como actor cinematográfico en "Abril en Nueva York"? ¿Te gustaría seguir actuando? Actuando no. Para mí el cine es palabra sagrada. Soy muy cinéfilo, casi más que melómano. Soy un gran amante de los buenos actores. El mejor cine está hecho por grandes directores de actores y por grandes actores. Yo soy un queso total. Me divertí mucho. Fue una película que hice sin saber que estaba haciendo una película, sin saber que iba a ser editada alguna vez. Fue una película muy indie, hecha con 3000 dólares. Martín (Piroyansky, director de la película), que era amigo de mi ex novia que vivía allá, con quien yo estaba viviendo en ese momento, me propuso hacer un corto con ella, que es actriz. Terminó saliendo una película. No me parece la mejor película de Martín, de hecho yo estaba en contra de que salga. Martín tiene un corto muy bueno, "No Me Ama", que está muy bien escrito, porque lo escribió con tiempo. Esta fue una película improvisada, y sólo puede improvisar Fellini o Woody Allen, y con actores de primera calidad. No me parece que era el caso como para improvisar y el resultado es malo. Y mi actuación es malísima. Ese fue mi comienzo y salida del cine como actor.
Cuentos Borgeanos se presenta en vivo el sábado 10 de octubre en el Teatro Ópera Allianz (Av. Corrisntes 860, CABA).
comentar