El ciclo comienza en España la temporada 19. "Cuando está bien hecha y tiene éxito no te cansas", dice el actor. Sobre la adaptación argentina, se sorprendio de que sea una tira diaria en lugar de semanal.

Imanol Arias vino a presentar Retiro Voluntario, la película de Lucas Figueroa que con humor negro apunta a desenmascarar al salvajismo empresarial. El emblemático actor español se refirió a la situación contractual de su gremio y a Cuéntame Cómo Pasó, la serie que protagoniza en la pantalla de la madre patria desde el año 2001 y cuya versión local sale en la TV Pública.

“En España llevamos 18 temporadas y 16 años grabando. Se mantuvo el reparto desde el comienzo. Es una serie de muchísimo éxito que se ha vendido a 190 países. Se han hecho versiones en Italia, en México, creo que Bulgaria y en Argentina y tiene algo que es la memoria sentimental de la familia. Recuerdos de papá, de mamá, como se vivió en cada momento. Cuando llegó el hombre a la Luna, yo era un niño. Me acuerdo de las imágenes y diálogos”, explica Imanol

“Allí empezamos la temporada número 19. Cuando la cosa está bien hecha y tiene éxito no te cansas. Mi compromiso es terminarla, mi compromiso es acompañarla”, dice. “Allí la hacemos con mucho amor y aquí por lo que he visto han armado una buena familia. En el capítulo que he visto me he reído mucho. Vi un capítulo que me parece muy notable porque es una tira diaria. Nosotros lo hacemos semanalmente. Me he sentido muy identificado con los personajes, la familia está bien armada”, detalla para luego explicitar sus ganas de actuar en terreno argentino.

“A los actores nos hacen retiro voluntario cada vez que nos contratan”.

Junto a Darío Grandinetti, Luis Luque, y el español Hugo Silva, acompañados por Miguel Angel Solá, Paula Cancio, Valeria Alonso, Juan Grandinetti y Jorge D’Elía, con la participación de Jorge Locomotora Castro, Imanol Arias encabeza el film Retiro Voluntario enarbolando la bandera de la defensa de los trabajadores que son desestimados. “A nosotros nos hacen retiro voluntario cada vez que nos contratan. Los actores somos contratados y eliminados en cada proyecto, en cada película en que trabajamos. En ese sentido está siempre permanente el retiro voluntario. Trabajamos por meses y si en un año haces 5 películas, te contratan y te retiran voluntariamente 5 veces. Para nosotros es bueno, pero no todo el mundo

tiene un trabajo como los artistas que pasamos épocas con trabajo, sin trabajo”, comenta el hombre que, con tanto recorrido, se siente preparado psicológicamente para ese tan mencionado retiro voluntario al que se enfrenta con cada término de contrato.

“Dentro de lo que es el trabajo en continuidad, el trabajo con el sueldo para mantener a la familia es duro. Nosotros estamos acostumbrados desde siempre. Es verdad que no trabajamos en multinacionales ni somos ejecutivos. Somos artistas, somos obreros de la ilusión, somos obreros del humor, somos obreros de los sentimientos. A mí cuantas más veces me contratan, aunque me despidan inmediatamente, me va mejor. Pero no es el común. La película no habla de nosotros, habla de las grandes corporaciones y lo hace con un sentido del humor que da una salida”, da cuenta de su labor cinematográfica donde interpreta a un ejecutivo de una empresa telefónica que quiere evitar los despidos de su equipo de trabajo y se enfrenta a la extorsión y diversas situaciones cuando el personaje recreado por Grandinetti le exige una indemnización por haberle dado una indicación incorrecta en la calle.

“Estas situaciones para mí son innegociables, para mí son terroríficas. El mundo produce tantos cambios que tenemos que acostumbrarnos a los cambios y no entristecernos cuando nos acostumbramos a ellos, sino buscar caminos y soluciones. En esta película sucede algo muy hermoso: uno de los personajes es discapacitado. La visión del que está afuera parece que es el apartado, el olvidado y es el que contiene más futuro. Todos se salvan gracias a él. Eso es muy hermoso. La película es una peripecia que no se espera nunca y que a través del humor cobra fuerza. En ese sentido, el humor es el ingenio que tienen los personajes para salir de la desgracia”, sostiene Arias en su paso por Argentina.

Gran consumidor del séptimo arte, como se declara, Imanol, pondera la llegada de los actores nacionales a los sets europeos al tiempo que se queja de la desigualdad y el acaparamiento que impone la industria de las multinacionales americanas.

“El cine vuestro es muy talentoso. Se estrenan grandes películas al año, hay muy buenos profesionales. El avance técnico ha hecho que se igualen las posibilidades, que los cineastas de aquí rueden fuera. Argentina siempre ha tenido una gran cartera teatral, un gran cine y lo único ahora que preocupa es la ocupación de las salas. El cine se empieza a ver por otras formas y no en las salas y ahí es cuando las grandes compañías americanas están con los pies bien puestos.

Esta película sale con 60 copias y una película americana sale con 400”, asume el astro hispano.

“No tengo celos de Dario y es un placer rodar con el”

“Retiro Voluntario me dejó la sonrisa, el placer de trabajar con compañeros tan buenos actores y la posibilidad de recrear Buenos Aires. Venir a rodar aquí, rodar en Madrid. Sobre todo, me dejó los grandes compañeros”, describe Imanol de su experiencia en la ya estrenada película.

Tal vez lo más llamativo sea que su principal compañero y socia del film de Lucas Figuero no es otro que nuestro Darío Grandinetti, actualmente en pareja con su ex mujer y madre de sus dos hijos, la actriz Pastora Vega, con quien estuvo casado durante 25 años. “Nos conocemos hace mucho tiempo. Ha sido un placer rodar con él. No tengo celos de Darío (Grandinetti), nunca los tendría”, revela Arias algo incómodo y mostrando una total apertura y aceptación.

“Me encanta que la gente que quiera sea feliz. Es la madre de mis hijos. Tenemos dos hijos, dos varones. Siempre le deseo lo mejor”, dirá por último con una leve sonrisa el reconocido actor español.

“No me cansa Camila, pero uno no puede quedar en el pasado”

Por momentos, el gran Imanol Arias siente que su recordada interpretación como Ladislao Gutiérrez, el sacerdote que enamoró a Camila O’Gorman en la puesta de María Luisa Bemberg, resulta un personaje excluyente de toda su vasta carrera. Entonces en tono de humor comenta situaciones que sólo lo relacionan con el atormentado cura que conquistaba el corazón de Susú Pecoraro.

“No es que me canse, no me canso. A veces uno no se expresa todo lo bien que quisiera”, sostiene corrigiendo lo expresado unos días antes cuando se mostró algo saturado al contar varias anécdotas de cómo en cualquier confitería porteña que se digne a tomar un café, la gente inevitablemente se le acerca haciéndole referencia a su rol en la tan afamada película Camila. “Lo que digo es que en la vida uno no se puede quedar en el pasado. Y es verdad que como yo vengo puntualmente cada cierto tiempo, a veces tengo la sensación de que he escrito una biografía porque vuelven una y otra vez a recordar y a hablar. Y no es tanto desagradable como que uno ya está. Yo estoy pensando en mañana. Estoy pensando en lo siguiente que hago, vivo muy al día. Pero no porque me desagrade sino porque creo que es sano. Los sentimientos del pasado, los dolores, no hay que guardarlos. Uno tiene que tirar para adelante. Hasta los éxitos, no hay

que guardarlos. Hay que seguir para adelante. Uno tiene que tirar para adelante”, comenta con sabiduría.

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