Es una de las revelaciones de este año en el ámbito teatral. Con tan sólo 19 años, Iñaki Aldao protagoniza "El curioso incidente del perro a medianoche" en el Teatro Maipo, obra basada en el best seller de Mark Haddon, dirigida por Carla Calabrese y producida por The Stage Company, donde interpreta a Christopher, un chico de 15 años con trastorno del espectro autista -aunque en la obra eso no se mencione-, a través de una composición deslumbrante que conmueve y sorprende.
Al rol protagónico llegó por un casting y pese a la gran complejidad de su personaje se trata de su debut profesional como actor. En la obra, que es una de las más vistas de esta temporada, comparte el escenario con Pablo Alarcón, Mela Lenoir, Mariano Caligaris, Andrea Lovera, Geraldine Farhat y Adriana Aizenberg, entre otros. "Al principio tenía un vértigo total. Cuando me encontré con estos actores que uno admira tanto, descubrí que eran de una calidad humana increíble. Eso me tranquilizó", confiesa Iñaki.
¿Empezaste a estudiar teatro de chico?
o-Sí, a los 12 arranqué en una escuela de comedia musical, que era de un profesor mío del colegio. Y desde entonces, nunca paré. Fui de escuela en escuela haciendo producciones amateurs distintas y eso me dio el escenario para poder estar hoy haciendo esta obra. Y a los 13 arranqué con canto. También hice teatro con Marcos Rauch, en la escuela de Luz Palazón y en Timbre 4. Y el año pasado quedé en Cast Telefé. Todos los años, Telefé selecciona 20 chicos y los entrena en un taller intensivo de 6 meses que son como 10 horas semanales de actuación frente a cámaras y está buenísimo porque te da los recursos que uno necesita para poder estar frente a una cámara. Quedás en la base de datos, te conocen y te forman. Te dan las herramientas para que estés entrenado llegado el caso de que ellos te necesiten.
Recibiste muy buenas críticas por tu trabajo, la gente te aplaude de pie al final de la obra, ¿qué sentís frente a esto?
-Para mí lo más importante de todo es sentir que la historia que contamos conecta con la gente. Mucha gente se va muy conmovida, con una sonrisa, y nos da mucho amor a la salida del teatro. Para mí eso es lo más lindo. Los halagos son lindos pero me ponen nervioso porque no les quiero dar demasiadas expectativas. Quiero ir viendo el momento a momento, y eso me ayuda también a disfrutar el presente. Soy consciente de todo lo que estoy viviendo, que estoy en semejante teatro, con semejantes compañeros, haciendo semejante obra, pero todavía no me cae la ficha al cuerpo y me gusta que no me caiga.
¿Tuviste que indagar en la problemática del trastorno de espectro autista para componer a Christopher?
-La obra no se dice qué es lo que tiene Christopher y fuimos fieles a eso. No queremos decir "Christopher es un chico con Asperger", Christopher es Christopher. Sí investigué sobre el tema, soy consciente, pero no quisimos ir a una institución de chicos con Asperger porque queríamos interpretarlo sin ningún tipo de estereotipo.
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