Joaquín Furriel tiene la ferviente creencia de que "la corrupción es la fuente de toda pobreza y más en el continente sudamericano. Yo soy un viajero de profesión, conozco el país desde la Quiaca a Ushuaia y de las Cordilleras al Atlántico. Viajé a Sudeste Asiático (Nepal, China) y aprendí que hay diferentes niveles de pobreza, la geográfica por el lugar que se ocupa, muy desfavorecido por el clima. En Sudamérica la corrupción impera desde hace 200 años y las grandes potencias tienen sus responsabilidades porque conviene que se sea corrupto y pobre", afirma sin vueltas.
En la película El Patrón, Radiografía de un Crimen, del director Sebastián Schindel, Furriel en un protagónico que en trayectoria de casi 20 años no va a pasar desapercibida con su interpretación de Hermógenes Saldívar, un peón santiagueño analfabeto que se instala en el conurbano a buscar un futuro mejor en una carnicería y es víctima de un espiral de corrupción en las diversas etapas de su trabajo.
"La película no hace una bajada de línea, sólo muestra como funcionan los diferentes mecanismos para aplastar a una persona como el pago del sueldo en negro, condiciones de trabajo infrahumanas, venta de carne podrida, el patrón le enseña cómo limpiar la carne en mal estado, ausencia del estado. Hermógenes sería uno de los tantos que hubiera seguido boyando en el sistema corrupto judicial", admite y agrega: "Si no aparecía el alma bondadoso del abogado penalista Elías Neuman que se ocupó del caso tuvo sentencia, hubiera quedado en un umbral", cuenta Furriel que su personaje es la metáfora de todas las injusticias en América Latina y que si bien se basa en un caso real, ocurrido en 1984, el trabajo esclavo sigue tan vigente como antes.
Para citar uno de los ejemplos, Furriel señala la existencia de los talleres de tela clandestinos y trae a colación otro tema actual que ocurre en la provincia de Misiones y que en la Ciudad de Buenos Aires poco y nada se conoce sobre el conflicto de los yerbateros".
Furriel reniega del mote de galán, su carrera se enfocó en la televisión "sin explotar al máximo esa etiqueta" y en el teatro apuntó a trabajar en los grandes clásicos. En cine, en cambio, tiene poco recorrido, pero este papel lo consagra como una bisagra en la pantalla grande.
Para el actor El Patrón..."es la invitación a un mundo incómodo, pero que habla de un estado de las cosas, de la corrupción, del ventajismo. Era importante filmar en escenarios reales para abordar el tema desde la sensibilidad, no hay decorados, se rodó en una carnicería de Villa Lugano con un guión documentado en el que se destaca la rigurosidad de las reglas del mundo de la carne y el personaje bien caracterizado lleva la película a una hiperrealidad".
Una historia real llevada al límite sobre la base del libro homónimo que escribió el penalista Elías Neiman en el año 1984. Furriel hace una parada en la palabra "caracterización": "Yo sé que suena como una palabra, pero es parte de nuestro trabajo. Era muy importante encontrar el modo de hablar de Hermógenes y para ello busqué mucho material de los peones del mundo sojero del sur de Santiago del Estero, en el límite con la provincia de Córdoba. Ellos suelen pasar a esdrújulas casi todas las palabras. En el plano técnico, el de la fonética, era importante abordarlo para entrar de lleno a la problemática".
A diferencia del libro, Furriel confiesa que la investigación de Neiman contada en forma ficcional se basa en el descargo judicial de Hermógenes. En la película "se centra en el personaje por el lado psicológico. Un analfabeto que cuando llega al servicio militar es rechazado por un problema en la pierna. El servicio militar era la oportunidad dorada, pero el estado le puso un sello de 'no apto' y desde entonces buscar trabajo formal le fue imposible.
Furriel sostiene que tanto la ausencia o la estigmatización del estado "es donde aparecen las lacras para ganar dinero a cualquier costa", concluye convencido.
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